PsicologíaSlider

¿La mente es tu amiga o tu enemiga?

Por: Estefanía López Paulín

La realidad que vivimos no es una copia exacta del mundo exterior, sino una construcción subjetiva basada en cómo interpretamos lo que nos rodea. Desde la psicología cognitiva, se sabe que no reaccionamos directamente a los hechos, sino a la interpretación que hacemos de ellos. fiNuestra percepción actúa como un filtro: fidependiendo de cómo esté configurado fiese filtro (por nuestras creencias, experiencias, emociones o estado mental) veremos el mundo de una forma u otra. 

Un ejemplo cotidiano puede ilustrarlo: imagina que dos personas reciben la misma crítica. Una puede interpretarla como una oportunidad para mejorar; la otra, como un ataque personal. El hecho es el mismo, pero la experiencia emocional cambia radicalmente según la interpretación. Ahí radica el poder de la percepción: no solo moldea cómo vemos el mundo, sino cómo vivimos en él. 

Este fenómeno se relaciona con lo que en psicología se conoce como sesgos cognitivos. Son atajos mentales que nuestro cerebro utiliza para procesar información rápidamente, pero que a menudo distorsionan la realidad. El sesgo de negatividad, por ejemplo, hace que demos más peso a las experiencias negativas que a las positivas. Esto tiene sentido desde una perspectiva evolutiva (reconocer peligros era crucial para sobrevivir), pero puede volverse un obstáculo en la vida moderna si no aprendemos a manejarlo. 

Cuando nuestra mente se vuelve una fienemiga, estos filtros se vuelven más rígidos, pesimistas o distorsionados. Aparecen pensamientos automáticos negativos, autocrítica excesiva o una visión fatalista del futuro. En estos casos, nuestra percepción ya no solo moldea el mundo: lo limita. Vivimos atrapados en una realidad que sentimos inamovible, cuando en realidad es solo una interpretación repetida tantas veces que se ha vuelto creencia. 

Por eso es tan importante cultivar una mente que juegue a nuestro favor. No se trata de caer en un optimismo ingenuo, sino de entrenar nuestra atención, cuestionar nuestras interpretaciones y deflsarrollar una mentalidad más flexible y compasiva. Herramientas como la terapia cognitivo-conductual, la atención plena o flla escritura reflexiva son formas efectivas de cambiar nuestra relación con nuestros pensamientos y percepciones. 

Recordarnos que no todo lo que pensamos es verdad, es un acto liberador. Podemos elegir qué historias contarnos, fiqué significado darle a lo que vivimos, y cómo responder ante lo que nos pasa. Nuestra mente puede ser un refugio, no una trampa. 

flNuestra percepción no solo influye en cómo entendemos el mundo: literalmente lo construye. Hacer de nuestra mente fiuna aliada significa aprender a ver con más claridad, cuestionar con amabilidad y responder con conciencia. Porque cuando cambiamos la forma en que miramos, también cambia lo que vemos.