En el remolino que es la vida moderna, donde las exigencias y las expectativas externas pueden llegar a ser bastante abrumadoras, nuestra capacidad para decir “no” se torna en algo más que una simple negativa, pues se convierte en un acto de autoafirmación, el cual refleja y fortalece nuestra autoestima.
En definitiva, en una sociedad que valora la complacencia y la adaptabilidad, aprender a establecer límites puede ser un verdadero desafío; sin embargo, resulta vital para nuestro bienestar emocional y mental.
Decir ‘no’ nos ayuda a fortalecer nuestra autoestima a través del reconocimiento de nuestros derechos personales y la responsabilidad afectiva para con nosotros mismos. De acuerdo con lo que propone la terapia de esquemas, podemos decir que a quienes les cuesta o nunca manifiestan un ‘no’ podrían tener un esquema de autosacrificio y/o sometimiento, puesto que anteponen las necesidades de los demás antes que las suyas, dejando de lado su autocuidado.
Desde luego, existen varios factores por los cuales las personas prefieren “aceptar todo de todos”. Entre ellos se encuentran: percibir la incomodidad o enojo por parte de los demás, el alejamiento físico-emocional y los intentos de manipulación ejercida por otro individuo. Básicamente, esto puede traer consigo sentimientos de culpa, miedo a ser rechazado, vergüenza, dolor ante la posibilidad de no formar parte de un grupo, perder amistades, etc.
Las personas con baja autoestima pueden sentir que sus necesidades y deseos no son tan importantes como los de los demás, lo que las lleva a priorizar siempre los requerimientos ajenos. La falta de confianza en los propios juicios y decisiones puede hacer que sea extremadamente complicado afirmar un “no” con convicción.
Lamentablemente, el miedo a ser excluido o marginado socialmente puede hacer que una persona diga “si” incluso cuando realmente quiere decir “no”. En cierta manera, esto se debe a que, los individuos pueden sentir que expresar su negativa ante algo o alguien revelará sus inseguridades o deficiencias, por lo que prefieren evitar esta exposición.
Indudablemente el miedo al rechazo, puede tener un impacto significativo en nuestro crecimiento personal, dado que empezamos a comportarnos de manera que priorizamos exclusivamente la aceptación y el agrado de los demás por encima de nuestro propio bienestar general.
Pero cuales son los elementos que debemos de tener en cuenta para poder decir que “no”:
Autocompasión: La autocompasión es esencial en el proceso de aprender a decir “no”, pues una vez que comprendemos que el rechazo es una parte inevitable de la vida y que no define nuestro valor personal, en efecto, puede ayudar a mitigar el miedo asociado.
Prioridades personales: tener claras nuestras prioridades nos permite tomar decisiones informadas sobre en qué queremos invertir nuestro tiempo y energía, al saber lo que deseamos lograr, podemos rechazar más fácilmente las solicitudes que no se alinean con nuestros objetivos. Además, reduce la culpa y el remordimiento, pues entendemos que estamos anteponiendo lo que realmente es fundamental para nuestro bienestar y metas a largo plazo.
Igualmente, es primordial empezar a identificar nuestras necesidades y prioridades, practicando la autoafirmación y aprender a comunicarnos de manera asertiva. También es importante recordar que decir “no” es un acto de autocuidado y respeto hacia uno mismo, razón por la cual no debemos sentirlo como algo negativo o egoísta.