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Tres recomendaciones para mejorar tus relaciones

Por: Estefanía López Paulín

Quizá en muchas listas de metas y deseos este el punto de mejorar la relación con tu familia, con tus amigos o hasta con tu pareja, y es que ser mejor persona cada día es un propósito que vale la pena seguir con firmeza hasta conseguirlo. 

Es más común de lo que se piensa tener roces y dificultades en la interacción con los miembros de nuestra familia y amigos, por eso el día de hoy hablaremos acerca de las cosas deberíamos de evitar para no caer en peleas o discusiones que no valen la pena. 

Detén las críticas. 

Deja de criticar lo que hacen o dejan de hacer y, con ello, no entrometernos en la vida de los demás para ocuparnos más en la nuestra, sin estar vigilantes y curiosos de la vida de ellos. 

Criticar no es nada constructivo ni se desprende de una actitud positiva, suele ser hasta desagradable. Es tan común estar hablando mal de los demás y fijarse en lo que visten o hacen, lo cual lleva a tener una actitud de cierto desprecio y malestar por la manera en que hacen las cosas que no nos parecen. Se llega hasta a estar enojados y frustrados porque hacen las cosas de una manera tan diferente. 

Evita las discusiones 

Evita a toda costa las discusiones, ya que esto es caer en la confrontación de egos y crear una polémica negativa, que no conduce a nada más que a sacar nuestro orgullo, y muchas veces lo peor de nosotros mismos. 

El mundo no hay que verlo como un debate entre tu y yo; como “estás conmigo o en contra de mí, o me apoyas o te opones”. Muchas personas quieren reducir la vida a dos polos opuestos. Y la realidad no es así. Son simples opiniones, cada quien tiene la suya. 

El respeto es una fórmula que nos permite dejar ser a nuestro familiar, sin ningún tipo de acoso ni insistencia para que cambie su punto de vista y acabe por estar de acuerdo con lo que pensamos. 

Di “NO” a las agresiones 

Una recomendación muy importante es la de tomar consciencia de tus niveles de agresividad, pues resulta que -sin darnos cuenta- adoptamos una posición a la defensiva y contestamos de mal modo; o pedimos las cosas hasta exigirlas de una manera demandante y altanera. 

Además, fácilmente llegamos a creer que son los demás los que están agresivos con nosotros y la realidad es que tan solo están reaccionado al trato que reciben. En estos casos la persona agresiva eres tú y no lo quieres reconocer (y sin reconocerlo no habrá un cambio), por ello, es importante que hagas una reflexión y tomes en cuenta que tus actitudes y modos de pedir las cosas no son amables al ser demandante. 

Si quieres mejorar tus relaciones con todos tus seres queridos procura no criticar, no discutir y no agredir. Al menos inténtalo por amor.