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El síndrome de Wendy

¿Cuántos no recordamos con cariño aquellas películas de Peter pan? Estas junto con muchas otras, son los pilares de la infancia de muchos jóvenes y adultos, pero, ¿alguna vez leíste acerca del síndrome de Wendy y Peter pan? El psicólogo Jaime Lira, explica que el síndrome de Peter pan se basa, en un varón o mujer que no quiere crecer, que quiere ser un niño por siempre y entonces aparece aquella mujer u hombre que se encuentra detrás, la que se encarga de hacer todo aquello que no hace el primero, es decir Wendy.

Las personas que padecen el síndrome de Wendy, suelen ser adultos con una necesidad absoluta por satisfacer a los demás, llegando hasta descuidar de sí mismos por cuidar a la pareja o hijos, estas personas suelen ser codependientes emocionales y buscan continuamente la aprobación de los demás.

Una de las raíces más comunes de este síndrome, viene de la infancia, generalmente hablamos de niños que fueron rechazados o excluidos, creando un adulto que compensa su falta de dirección y protección, asumiendo el rol de cuidador que los padres no tuvieron con ella o él.

Quien padece de este síndrome se ve tan preocupado por ser imprescindible, por agradar exageradamente a los demás, buscando aprobación y aceptación, por lo que evita que los demás se molesten, y se esfuerza por complacer los deseos de los demás.

Otros de los comportamientos característicos del Síndrome de Wendy son: Que la persona entiende el amor como un sacrificio, que puede resignarse al sufrimiento, que pide perdón por todo aquello que no ha hecho o no ha sabido hacer, y que se deprime al no tener atención, pues necesita esta aprobación social. 

Si te sientes identificado con los comportamientos antes mencionados o conoces a alguien que pueda padecer de este síndrome, lo principal es que esta persona sea consciente de estas conductas y quiera modificarlas, seguido de un acompañamiento psicológico que le darán las herramientas necesarias para identificar cuáles son sus roles y responsabilidades, además de aprender a decir que “no” sin sentir culpa o rechazo. 

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