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Tolerancia y autocontrol para alcanzar una vida equilibrada y placentera

¿Sabías que existe una corriente filosófica que consiste en exponerte a situaciones no tan placenteras para ejercitar tu tolerancia?

Quizá para muchos pueda parecer algo extraño querer limitarse o privarse de forma voluntaria de algún tipo de placer, en esta actualidad en donde estamos tan acostumbrados a la gratificación inmediata el objetivo consiste en evitar cualquier tipo de incomodidad en lugar de buscarla, entonces ¿para qué querríamos experimentar situaciones desagradables? 

Los estoicos piensan que esto tiene mucho sentido, el estoicismo es una corriente filosófica que promueve la tolerancia y el autocontrol como vías para alcanzar una vida plena, placentera y equilibrada y la autoprivación voluntaria sería un camino razonable para alcanzarla. 

Los estoicos piensan que una de las claves de la felicidad es la moderación, también plantean que esta premisa conduce a la virtud y que, al mismo tiempo, la virtud hace que la vida sea más feliz. Dicen que en los excesos esta la fuente del dolor y señalan que la autoprivación voluntaria nos ayuda conseguir esa moderación para vivir bien. 

La autoprivacion voluntaria consiste en imponerse a uno mismo algún tipo de restricción, podríamos decir, pasar un mal rato por situaciones exigentes o por experiencias dificiles, siendo esto por decisión personal, el famoso filósofo Séneca recomendaba reservar momentos para afrontar experiencias incomodas, como comer una comida que no es de tu agrado, dormir en un lecho duro o salir sin importar tu apariencia, pero ¿Cuál es el objetivo de todo esto? 

Esta corriente filosófica dice que es una forma de entrenarse en el poco popular arte de saber sobrellevar la incomodidad, muchas veces a lo largo de nuestras vidas pasamos por situaciones difíciles y es lógico que cuanto mejor toleremos las carencias y las frustraciones, mejor equipados estamos para gestionar esas situaciones con fluidez y, sobre todo, sin sufrir de más. 

Esto no solo nos permite prepararnos para afrontar situaciones exigentes, sino que además nos ayuda a identificar y valorar los recursos con los que contamos en nuestro día a día, es un práctica que nos vuelve más realistas y prudentes. 

Hay dos formas de llevar a cabo esta práctica, la primera es buscando vivir experiencias incomodas de forma deliberada y la segunda es renunciando periódicamente a experimentar el placer, por supuesto en ninguno de los dos casos se trata de poner en riesgo nuestra salud o bienestar, algunas de las autoprivaciones más comunes son: 

• Apagar el celular durante un día entero 

• Ayunar 

• Privarse del vino o café 

• No fumar durante horas o días 

• No jugar videojuegos, etc. 

Ya en columnas anteriores hemos hablado de la importancia de ejercitar la tolerancia a la frustración y como esto es un pilar de la resiliencia, ambas son herramientas que nos ayudarán a sobrellevar de manera más saludable aquellas situaciones difíciles o muy exigentes, nos ayuda a no dejarnos llevar por el abatimiento, la ansiedad o la falta de confianza. 

La autoprivación voluntaria es un camino para incrementar la tolerancia a la frustración, además de que a largo plazo nos ayudará a sufrir menos y a disfrutar más lo que tenemos. 

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