En Puerto Marqués, los recuerdos de los devastadores huracanes Otis y John todavía resuenan entre turistas y locales. Estos fenómenos naturales no solo destruyeron infraestructura, sino que también redujeron drásticamente la actividad turística en la región.
«Otis se llevó todo, y John causó el cierre de varios restaurantes», expresaron Ismael y Quicksilver, primos que trabajan en servicios acuáticos. Ambos relataron cómo el turismo ha disminuido un 70% desde los desastres, afectando también su práctica de esquí acuático, un deporte que ahora carece de patrocinadores y clientes.
Las cicatrices del paso de los huracanes son visibles: 16 restaurantes destruidos en el bloque tres de playa Hermosa y dos socavones en la avenida principal, apenas reparados de forma parcial. Restauranteros improvisan toldos y mesas en la arena con la esperanza de atraer visitantes, pero enfrentan la desconfianza de los pocos turistas que llegan.
“Los clientes ven cómo está todo y no se animan a quedarse”, comentó Víctor Calixto, dueño del restaurante María de Jesús. Los empresarios locales esperan el plan de reconstrucción de Acapulco que será presentado en enero por autoridades federales.
A pesar de los desafíos, el turismo comienza a mostrar signos de recuperación. La Secretaría de Turismo reportó una ocupación hotelera del 55.1% en Acapulco el 23 de diciembre, aunque muy por debajo de los niveles previos al huracán Otis.
Mientras tanto, promotores y locales mantienen viva la esperanza de que Puerto Marqués recupere su esplendor, ofreciendo sus servicios y agradeciendo por cada visitante que decide apoyarlos en esta difícil etapa.