Artesanas del pueblo hñahñu (otomí) de México han alzado la voz, exigiendo una disculpa pública y reparación por la apropiación indebida de su iconografía y artesanías. Las protestas, realizadas los días 6 y 7 de junio en la capital de la República, se originaron tras la supuesta apropiación de la iconografía «flor y canto» en 2023 por parte de una empresaria, respaldada por autoridades locales y estatales. Las artesanas buscan sentar un precedente legal, pues consideran esta práctica un acto de racismo y violencia de género, ya que son ellas las principales guardianas de este patrimonio.
El Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) ha condenado el plagio de diseños indígenas, calificándolo de delito que vulnera el derecho de los pueblos a proteger su propiedad intelectual y su patrimonio cultural. Este caso se suma a una larga lista de incidentes donde marcas internacionales como Zara, Anthropologie, y Carolina Herrera han sido señaladas por apropiación cultural de diseños indígenas mexicanos.
La exigencia de las artesanas hñahñu no es solo por justicia en su caso particular, sino por la protección de todos los pueblos indígenas de México. Su lucha subraya la urgente necesidad de una legislación más robusta y una mayor conciencia social para salvaguardar el valor inmaterial y ancestral de las creaciones indígenas.