Desde que el pasado 13 de Febrero México anunciará su veto en el maíz transgénico americano, el gobierno estadounidense que rara vez está acostumbrado a escuchar un no por respuesta junto con su departamento de agricultura y biotecnologías agrícolas han expresado fuertemente su descontento hacia las políticas mexicanas respecto a este tema.
El maíz transgénico desarrollado por biotecnologías agrícolas planeaba ser una de las mayores importaciones que realizará Estados Unidos a México como parte del TMEC que se celebra actualmente. Pero el Gobierno Mexicano ha expresado su desconfianza en este tipo de maíz y mantienen la puerta entre cerrada en lo que a negociaciones se refieren. Desde hace ya hace más de 4 meses la presión des sectores agrícolas estadounidenses han estado sobre México. Detallando que este maíz ha demostrado «ser seguro científicamente» durante muchos años y que la necedad mexicana en «discriminar» este maíz no está respaldada directamente por hechos científicos.
Washington expresó que si en 75 días no se tiene una respuesta favorable en la que se acepte el uso de este maíz van a buscar a entrar a un panel de solución de diferencias, que será el encargado de tomar las decisiones de lo que pueda pasar con este producto transgénico.
«La política nacionalista del Presidente Andrés Manuel afecta a las empresas extranjeras» así lo manifestó Washington. Mientras que el otro país aliado en el TMEC; Canadá se mantuvo de forma neutra ante el desacuerdo «Estamos considerando nuestros próximos pasos» «lo que más favorezca a los agricultores y el sector agrícola», manteniéndose así al margen del conflicto.
Desde marzo México se ha mantenido firme en la limitación de productos biotecnológicos, ya sea de forma industrial o para el consumo alimenticio de los mexicanos y se mantendrá así hasta no tener evidencias sustentables del impacto de este en sus habitantes.
El Presidente Mexicano expresó que las semillas biotecnológicas ponen en riesgo el contaminar la variedades autóctonas que han estado presentes en la tierra por miles de años. El acuerdo más cercano que se tiene de momento de parte del gobierno Mexicano y Estadounidense sería que se aceptaría la exportación de este maíz, pero con el límite a 5 mil millones de dólares como máximo y el producto estaría destinado solamente a su manejo industrial o como un grano de alimentación para el sector ganadero, pero que su uso estaría prohibido en tortillas o masa, evitando que este llegue al consumo humano.
Este acuerdo tampoco ha hecho nada feliz al secretario de agricultura Tom Vilsack, manifestando el total desacuerdo con el gobierno mexicano y manteniéndose a la espera de que logren llegar a una conciliación de la cual ellos se puedan llamar conformes. Ya sabemos que Estados Unidos siempre consigue lo que quiere y en este momen to no están nada felices con las políticas mexicanas.