El gobierno de Estados Unidos ha decidido cambiar oficialmente el nombre del Golfo de México por el de Golfo de América. Esta decisión, anunciada por el Departamento del Interior, se enmarca dentro de una serie de medidas impulsadas por la administración estadounidense para reafirmar su influencia en la región.
A través de una orden ejecutiva firmada por el presidente Donald Trump, se ha ordenado a la Junta de Nombres Geográficos de los Estados Unidos que implemente este cambio de manera inmediata. La justificación oficial es que el Golfo baña las costas de varios estados estadounidenses y que, por lo tanto, el nombre de “América” reflejaría de manera más precisa su importancia para el país.
Esta decisión ha sido recibida con una mezcla de sorpresa, indignación y escepticismo en México y en otros países de la región. Críticos argumentan que se trata de un intento unilateral de Estados Unidos por apropiarse de un espacio geográfico que ha sido históricamente compartido por varios países. Asimismo, señalan que el cambio de nombre no altera la realidad geográfica ni las relaciones internacionales establecidas.
Por su parte, el gobierno mexicano ha expresado su desacuerdo con esta medida, asegurando que el Golfo de México seguirá siendo conocido así para México y para el resto del mundo. La presidenta Claudia Sheinbaum ha señalado que este tipo de acciones no contribuyen a fortalecer los lazos de cooperación y entendimiento entre las naciones.