Nicolás Maduro ha sido declarado ganador de las elecciones presidenciales en Venezuela con el 51,20% de los votos, según los resultados oficiales anunciados recientemente por el Consejo Nacional Electoral (CNE), organismo controlado por el Gobierno chavista, con el 80% de las papeletas escrutadas. Maduro habría obtenido 5,1 millones de votos, superando al candidato opositor Edmundo González Urrutia, quien logró 4,4 millones de votos, equivalentes al 44% de las papeletas. La participación en estos comicios se situó en un 59%, más de 10 puntos porcentuales respecto a las elecciones anteriores.
Líderes opositores han denunciado fraude electoral, y varios países, entre ellos Estados Unidos, Argentina, Costa Rica, Guatemala, Chile y Perú, han declarado que no reconocen la reelección de Maduro para un nuevo mandato presidencial. González Urrutia ha acusado que se «han violado todas las normas, al punto de que todavía no han sido entregadas la mayoría de las actas». Según el candidato de la oposición, «los venezolanos y el mundo entero saben lo que ocurrió en la jornada electoral de hoy».
Acompañado de la líder antichavista María Corina Machado, González Urrutia ha afirmado que su lucha «continúa y no descansaremos hasta que la voluntad del pueblo de Venezuela sea respetada». Machado ha instado a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) a «hacer respetar la soberanía popular» expresada en las presidenciales. Según ella, el anuncio del CNE es «imposible», ya que con más del 40% de las actas recibidas, González Urrutia habría obtenido el 70% de los votos, mientras que Maduro habría logrado el 30%.
La postura internacional también ha sido crítica. Argentina, Chile, Guatemala, Costa Rica y Perú han cuestionado la transparencia y legitimidad del proceso electoral, calificándolo como fraudulento y no representativo de la voluntad del pueblo venezolano. En redes sociales ha circulado información de que algunos funcionarios electorales en centros clave, como la escuela Rafael Napoleón Baute, el más grande de la capital, se han negado a entregar los recuentos en papel a los observadores electorales.
Por su parte, Maduro ha desestimado las acusaciones de la oposición y ha asegurado que la demora en los resultados se debió a «un ataque masivo», un hackeo cuyos responsables han sido identificados. «Los demonios no querían que se totalizara y se diera el boletín oficial hoy», declaró Maduro.