En un giro sin precedentes desde el inicio de la invasión rusa en 2022, el ejército ucraniano denunció que Moscú lanzó un misil balístico intercontinental (ICBM) contra la ciudad de Dnipro, en el centro-este de Ucrania. El misil fue disparado desde la región rusa de Astracán, según un comunicado del Ejército del Aire ucraniano.
Este tipo de arma, diseñada originalmente para transportar cabezas nucleares, marca una escalada significativa en la guerra. Una fuente del ejército ucraniano confirmó a la agencia AFP que esta es la primera vez que se utiliza un ICBM en el conflicto. Sin embargo, el Kremlin se negó a comentar estas acusaciones y reiteró su postura de evitar un conflicto nuclear.
“Hemos subrayado que, siguiendo nuestra doctrina, Rusia adopta una posición responsable con el fin de hacer el máximo esfuerzo para no permitir un conflicto de este tipo”, declaró Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin, instando a otros países a mantener la misma responsabilidad.
Por otro lado, Ucrania intensificó sus ataques contra Rusia con misiles de largo alcance suministrados por sus aliados occidentales. El miércoles, fuentes británicas confirmaron que misiles Storm Shadow, con un alcance de más de 250 km, fueron disparados contra un objetivo militar ruso. Esto ocurre tras el uso de misiles balísticos estadounidenses ATACMS, con un alcance de 300 km, empleados por Ucrania un día antes.
Occidente había sido cauteloso con respecto a permitir el uso de estas armas contra territorio ruso por temor a una respuesta escalada de Moscú. Sin embargo, el gobierno británico dio luz verde tras reportes de que tropas norcoreanas están apoyando al ejército ruso. En paralelo, Washington también autorizó a Ucrania a utilizar misiles de largo alcance en Rusia, una decisión respaldada por el presidente Joe Biden en sus últimos meses de mandato.
La decisión de usar misiles de largo alcance ha sido interpretada por Rusia como un cruce de líneas rojas. Moscú prometió responder “en consecuencia”, mientras que países como China y varias naciones latinoamericanas han llamado a frenar la escalada para evitar mayores riesgos de un conflicto global.
En tanto, la situación se complica políticamente en Estados Unidos, con el republicano Donald Trump, menos proclive a financiar la ayuda militar a Ucrania, próximo a asumir la presidencia.
La escalada en el conflicto aumenta las tensiones geopolíticas y deja al mundo en vilo sobre las posibles consecuencias de este intercambio de ataques de alto alcance.