El superpeso se ha valorizado a niveles no vistos desde noviembre del 2015, bajo el mandato del anterior presidente Enrique Peña Nieto.
Los mercados financieros no son racionales. Algunos dicen que son irracionales y hay un dicho popular entre los analistas financieros “El mercado puede mantenerse más tiempo irracional que uno solvente”. A mí me gusta decir que los mercados son emocionales, el ser humano toma muchas decisiones movidas por confianza extrema, y del otro lado lo hace por pánico.
Esto no es ajeno al peso mexicano, hoy todos están confiados en los vientos a favor de la moneda de México, recientemente se puso de moda el concepto de nearshoring, con muchas inversiones anunciadas para el país por la cercanía que tiene a Estados Unidos.
El mapa geopolítico muestra, por un lado, a los BRICS y, por otro, al G7, con una tensión no vista en años. Esto beneficia a México, que gracias a su Tratado de Libre Comercio con la nación más importante del mundo, está viendo un aumento en las inversiones reales proyectadas tanto desde Estados Unidos como desde Canadá. Uno de los proyectos más destacados es el de Tesla en Nuevo León.
El otro tema que ayuda al super peso en el extranjero, es la cantidad récord de remesas que recibe México desde Estados Unidos, niveles que luego del COVID han crecido consistentemente. Por lo tanto, con nuevos proyectos reales para el país, existe mucha oferta en el ingreso de dólares de remesas, y en la ley de la oferta y la demanda, el precio se ajusta a la baja en consecuencia de la sobreoferta de dólares.