En la magnífica Catedral de Matehuala, cientos de feligreses acudieron a la misa y ceremonia de imposición de la ceniza que marca el inicio de la Cuaresma, un período de preparación para la llegada de la Pascua y la Semana Santa.
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En una solemne ceremonia de Miércoles de Ceniza, uno de los ritos más importantes de la Iglesia Católica, el sacerdote oficiante exhortó a ser libres de vicios y de malos deseos, honrar a Dios Nuestro Señor, porque es tiempo de conversión y preparación espiritual.
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La nota emotiva la dieron decenas de niños y bebés que llevados por sus padres participaron de la ceremonia siendo quizás su primera vez en escuchar: «Porque polvo eres y al polvo volverás”, del libro de Génesis 3:19, cuya enseñanza busca hacer entender que no somos eternos, así como las cosas materiales de nuestro entorno.
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Cada Miércoles de Ceniza, los sacerdotes instan a tomar conciencia sobre cada uno durante la penitencia y buscar la conversión para el bien.
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La ceniza sirve como un recordatorio de la muerte, funciona para que los fieles estén conscientes de la fragilidad de su vida.
Al igual que la mayoría de tradiciones de la Iglesia católica, su origen está ligado al Judaísmo: en la antigüedad, estos tenían por costumbre cubrirse con cenizas cuando habían pecado o si se preparaban para una fiesta importante. Era un símbolo “de su deseo de conversión de su mala vida a una vida con Dios”.
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La Iglesia católica adoptó esta práctica y, al principio, solo los “penitentes que comenzarán su penitencia pública” recibían la ceniza.