“Tal vez si no le hubiera comprado esa motocicleta mi hijo estuviera vivo” como estas frases hay muchas, sabemos a la perfección que ningún padre es perfecto, pero muchas veces por acción u omisión, nos arrepentimos en el futuro.
Como padres nuestro mayor deseo es ver crecer a nuestros hijos sanos y felices. Sabemos que esta carrera de responsabilidades no es nada fácil, y que muchas veces la vida nos da lecciones que no nos gustan y cundo reaccionamos nos damos cuenta que ya no es posible corregir tan rápido como cuando nuestros hijos estaban pequeños.
Los padres cometemos errores. Pero sin dudas, lo hacemos creyendo que nuestro camino nos lleva a una mayor felicidad de nuestros hijos. Entonces, pasamos más horas trabajando para poder vacacionar en la playa o mandar a nuestros hijos a una escuela más cara, o castigamos fuertemente al más pequeño por haber manchado el sofá; para luego sentir un nudo en el corazón y arrepentirnos de tomar un accidente como algo tan grave.
Lo importante del arrepentimiento es que nos demuestra que somos humanos, y muchas veces nos invita a reflexionar acerca de la importancia de medir nuestros actos, pensando en la felicidad de nuestros hijos, para no lamentarnos en el futuro.
Cosas de las que te puedes arrepentir cuando eres padre
1 No jugar demasiado
A todos los pequeños les encanta jugar con sus papis. Ellos vienen con su máscara, su pistola lanza rayos o sus muñecas y biberones, si se disponen a jugar contigo, pero tú muchas veces tienes un “Ahora no” estoy muy ocupado.
Píntate la cara, construye castillos en la arena, ensúciate en los charcos de la lluvia, y deja volar tu imaginación de niño. Sigue su juego. No sólo será una tremenda experiencia para ellos, sino que será algo para atesorar en tu corazón para siempre.
2 Priorizar la carrera o el trabajo
Claro que tu carrera y tu trabajo son importante. Pero la familia lo es aún más. Se trata de equilibrar y encontrar la forma de no descuidar ninguna de las dos cosas.
Muchos padres se dan cuenta que sus hijos están grandes y la vida se pasó en tan solo un abrir y cerrar los ojos. Pon los límites necesarios para que el trabajo no interfiera en tu vida familiar. El tiempo perdido jamás se recupera.
3 No escuchar sus verdaderas necesidades
Tu hija pequeña lloraba porque quería estar contigo, pero tú la dejaste en la clase de danza y te marchaste. O tu hijo estaba enfadado y se encerraba en el cuarto, haciendo que tú te enfades, cuando sólo intentaba decirte “me siento molesto, ayúdame”.
Trata de entender y descifrar qué es lo que en verdad está necesitando tu hijo cuando te dice que siente miedo al quedarse de noche solo en su cuarto, o que te necesita todo el tiempo. Si no logras verlo, puede que luego sea demasiado tarde.
4 Ser demasiado exigentes
Es verdad que nuestros hijos necesitan límites. Y cuando los límites son sanos e impuestos con amor, construyen. Pero a veces somos demasiado exigentes y luego puede que nos arrepintamos de ello.
Exigir de más a nuestros hijos no va a aumentar su obediencia y rendimiento. Los expertos aseguran que exigir demasiado a los niños puede frustrarlos y generarles inseguridad y baja autoestima. Alienta a tu hijo a superarse día a día, respetando su ritmo.
5 No enseñarle quehaceres
Hay jóvenes que entran a la vida adulta sin saber ninguno de los quehaceres que su madre o su padre hacen en el hogar. Para que tu hijo sea autosuficiente debes enseñarle desde pequeño algunos quehaceres.
Pueden comenzar con tareas de acuerdo a su edad. No vayas de atrás haciendo todas sus cosas. A los 5 años pueden servirse un vaso de agua; a los 7 prepararse su desayuno, a los 12 sacar a pasear al perro, por poner algunos ejemplos. Cría hijos independientes y no te arrepentirás.
6 No decir los suficientes “te amo”
Nunca son demasiados, pero tienes la oportunidad de decir los suficientes “te amo” para que tu hijo crezca sintiéndose estimado. Date la oportunidad de hacerlo cada día.
Además de tus acciones, ellos necesitan escuchar esas palabras de afecto, pues lo revalorizan y aumentan su confianza en sí mismos. No todos los padres tienen la costumbre de hacerlo, y luego encuentran que a sus hijos se les dificulta expresarlo también.
Así que ten en cuenta que “un te amo” nunca está de más y tus hijos crecerán aprendiendo a expresar el amor.