El pasado sábado 28 de octubre jóvenes de 14, 15 y 16 años llegaban de emergencia a distintos hospitales de la ciudad de Matehuala, la causa; una intoxicación por bebidas alcohólicas adulteradas. La indignación y el enojo se hizo notar en los padres de familia quienes reclamaban a las autoridades estar más alertas con este tipo de bebidas que se dan en estos lugares, sin embargo, de ha desatado la polémica pues las personas perjudicadas son menores de edad.
Dejando de lado el tema de las bebidas adulteradas, hay un aspecto muy importante en estos sucesos, los adolescentes y el alcohol.
Recordemos que a medida que los adolescentes maduran, se producen cambios complejos en su desarrollo, especialmente en sus cerebros. Estos cambios generalizados en la organización y el funciona miento del cerebro , que continúan hasta mediados de los 20 años, dan lugar a las habilidades cognitivas, emocionales y sociales necesarias para que los adolescentes sobrevivan y prosperen.
Numerosas investigaciones vinculan la iniciación temprana en el consumo de alcohol con los comportamientos peligrosos relacionados con el alcohol. En general, el consumo de alcohol por parte de los menores de edad puede llevar a los adolescentes a tomar malas decisiones y a participar en comportamientos potencialmente nocivos (por ejemplo, beber y conducir, tener comportamientos sexuales inseguros y consumir otras sustancias) que pueden tener una serie de consecuencias negativas, como lesiones, agresiones sexuales e incluso la muerte.
En los adultos, el consumo de alcohol afecta a la toma de decisiones y al control de los impulsos, y puede llevar a una serie de consecuencias negativas. Para los adolescentes, el consumo de alcohol puede dificultar aún más el control de los impulsos y la toma de decisiones saludables. Tanto en los adolescentes como en los adultos, el consumo de alcohol también reduce la capacidad de percibir el peligro ya que interrumpe la función de una región del cerebro llamada la amígdala. El alcohol suele producir sentimientos gratificantes, como la euforia o el placer, que «engañan” al cerebro para que piense que la decisión de consumir alcohol fue positiva y motiva que se vuelva a beber en el futuro.
Si una persona consume suficiente alcohol, sobre todo si lo hace rápidamente, el alcohol puede producir una laguna mental. Las lagunas mentales inducidas por el alcohol son vacíos en la memoria de una persona sobre los eventos que ocurrieron mientras estaba intoxicada. Estos vacíos se producen porque el alcohol bloquea temporalmente el paso de recuerdos del almacenamiento a corto plazo al almacenamiento a largo plazo. Esto se conoce como consolidación de la memoria y se produce en una región del cerebro llamada el hipocampo.
En algunas personas, un historial de consumo de alcohol en la adolescencia podría aumentar la probabilidad de desarrollar un trastorno por consumo de alcohol, y se asocia con trastornos de salud mental como la ansiedad y la depresión durante la adolescencia y más adelante en la vida.
Cada vez son más las investigaciones que sugieren que el consumo de alcohol en la adolescencia puede tener efectos significativos en la función cerebral. Mientras más temprano se comience a beber alcohol, más probable es que se produzca un impacto medible en las funciones cognitivas, la memoria y el rendimiento escolar a lo largo del tiempo, tal vez incluso en la edad adulta.
Estefanía López Paulín
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