En una aberrante serie de actos de corrupción, complicidad y revictimización, el Hospital General de Matehuala y la delegación de la Fiscalía General del Estado en el Altiplano Potosino encubren un terrible caso de negligencia médica que mantiene a la víctima en pésimas condiciones como resultado de un mal diagnóstico y una nula atención por parte del personal que, primero, debía procurar su bienestar y, segundo, permitirle el acceso a la justicia.
El caso de una mujer que desde hace casi 10 años está buscando una atención digna para su malestar salió a la luz luego de que se exhibiera la manera en que le han sido violentados sus derechos. Originaria de Cedral, la paciente buscó atención médica en el Hospital General de Matehuala luego de sufrir un accidente que le lastimó el hombro, sin embargo, en este lugar apenas atinaron a ponerle una férula que, como era de esperarse, no le solucionó el problema.
La víctima detalla que fue el doctor Gonzalo Jesús Rodríguez Flores quien la atendió y quien nunca le realizó los estudios correspondientes, si acaso le dio algún analgésico para el dolor. En consultas posteriores, el médico seguía en su postura, ni estudios ni análisis detallados y, pese al deterioro de la salud del paciente y el evidente malestar, insistía en que todo era normal y que se estaba avanzando de manera positiva.
Meses después, al no haber mejoría, el Hospital de Matehuala turnó a la paciente al Hospital Central, en la capital potosina, donde los médicos le dijeron que no podrían atenderla porque el seguimiento estaba en el Altiplano. Desconsolada, la mujer regresó a Matehuala donde le informaron que el doctor Gonzalo Jesús Rodríguez Flores ya no trabajaba ahí. Para este momento, el dolor y las repercusiones eran cada vez peores.
Como pudo, la mujer buscó al médico negligente a quien encontró en el municipio de Doctor Arroyo, en Nuevo León. Al confrontarlo, Rodríguez Flores le pidió que no lo denunciara, que asumiría los costos del tratamiento en el Hospital Universitario de dicha entidad y así lo hizo, sin embargo, la atención médica fue insuficiente y al percatarse que el caso era más grave de lo que imaginaba, el doctor se deslindó del tema.
Fue entonces cuando la paciente decidió presentar la denuncia formal, pero en la Fiscalía General del Estado las cosas resultaron peor, pues se topó con una enorme red de complicidades y corrupción que complicó su proceso ya que, a escasas semanas de haber iniciado el proceso, los propios agentes del Ministerio Público, en especial uno de apellido Maldonado, le hicieron perdedizo el expediente y le pidieron, textualmente, “una perla de la Virgen” para regresárselo.
Ante estas anomalías, la paciente pidió apoyo al representante de la Fiscalía en el Altiplano, un hombre llamado Doroteo, quien la canalizó con otra persona que, de inició, la ayudó, pero al ser enviado a otro municipio, dejó el trabajo a medias. Fue ahí cuando llegó con un agente de apellido Llanas quien, lejos de ayudarla, la convirtió en criminal y le advirtió que podrían denunciarla por acosar y hostigar al doctor ya que él era inocente y toda la culpa era de ella. La afectada señala que, en varias ocasiones, se percató de los manejos turbios que tenía el agente Llanas con el abogado del doctor Gonzalo Jesús Rodríguez Flores, razón por la que su caso no pudo avanzar y la convirtieron en la agresora.
Ahora, varios años después, el doctor que le arruinó la vida se encuentra prófugo, nadie sabe dónde está, por lo que un juez ya emitió el edicto correspondiente para su localización.A estas alturas, la mujer insiste en que no busca dinero ni hacerse millonaria con esta desgracia, sino que quiere justicia, que se le atienda adecuadamente y que se le garantice una atención médica adecuada, pese a todas las complicaciones y los actos indebidos que la han revictimizado a lo largo de este complicado proceso.