En un hecho que ha generado indignación, la alcaldesa de Charcas, Marisol Nájera, fue vista circulando por el Circuito Potosí, en la capital potosina, a bordo de una patrulla oficial del municipio, acompañada por un policía municipal que fungía como su chofer personal.

El uso de unidades y elementos de seguridad pública para fines particulares refleja un manejo cuestionable de los recursos destinados a la protección de la ciudadanía. Mientras en Charcas se reportan problemas de inseguridad y carencias en patrullajes, la presidenta municipal destina al menos un vehículo y un oficial para su transporte personal lejos de la demarcación que gobierna.
Este tipo de prácticas evidencian un desprecio por las verdaderas necesidades del municipio, donde la población demanda mayor vigilancia y presencia policial en las calles. El episodio deja en entredicho el compromiso de la alcaldesa con la seguridad y el servicio público en Charcas, poniendo en primer plano el uso privado de bienes municipales que deberían estar al servicio de la comunidad.
