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[VIDEO] Panadería Reyna: un legado de sabor y tradición en Matehuala

En el corazón de Matehuala, sobre la calle Bustamante #105, se encuentra un lugar donde el aroma del pan recién horneado despierta recuerdos y emociones. La Panadería Reyna, con 62 años de historia, es más que un negocio; es el legado de una familia que ha mantenido viva la esencia del pan artesanal a lo largo de tres generaciones.

Miguel Palos Reyna, nieto del fundador Sócrates Reyna, recuerda con orgullo las historias que su abuelo le contaba sobre sus inicios. “Él empezó a trabajar desde los cinco años en el mundo de la panadería. Trabajó en muchas panaderías hasta que logró tener la suya. Todo el pan lo hacía a mano, desde cero, preparando la harina, la levadura, todo con sus propias manos”, relata.

Esa dedicación y amor por el oficio han convertido a Panadería Reyna en un destino imperdible. Personas de todo San Luis Potosí e incluso de Monterrey llegan en busca del pan, atraídos por su extraordinario sabor. “Muchas gracias a Dios la gente nos bendice con su preferencia. Mi abuelo nos enseñó que el pan tiene que ser artesanal, hacerlo desde cero. Muchas veces las industrias ya ponen la harina preparada. Nosotros no, nosotros lo hacemos desde cero”, afirma Miguel Palos.

Aquí, el pan sigue horneándose en un horno de ladrillo, como se hacía hace décadas. Los panaderos comienzan su jornada a las 5:30 a.m., y para las 8:00 a.m. ya empiezan a salir los primeros bolillos, crujientes y dorados. El pan dulce, un proceso más laborioso, se elabora en la tarde: se trabaja la grasa, la pasta, se deja desarrollar y finalmente se cuece con paciencia y maestría.

Cada día, en Panadería Reyna se producen alrededor de 15 bultos de bolillo, equivalentes a más de 750 piezas, y en Semana Santa la producción se incrementa para satisfacer la demanda de fieles clientes. Más que una panadería, este lugar es un testimonio de esfuerzo, tradición y amor por un oficio que ha pasado de generación en generación. En cada pieza de pan, en cada aroma que llena el ambiente, vive el legado de Sócrates Reyna, un hombre que con sus propias manos forjó un sueño que hoy sigue alimentando a su comunidad.

Su esfuerzo y dedicación no solo dieron vida a una panadería, sino a una tradición que ha perdurado por más de seis décadas. Cada amanecer, el calor del horno de ladrillo y el trabajo artesanal de quienes siguen sus pasos recuerdan la pasión con la que inició este oficio. Más que un negocio, Panadería Reyna es un símbolo de perseverancia, amor por la panadería y gratitud hacia cada persona que ha encontrado en su pan un sabor inigualable.