Incontables hechos de corrupción, impunidad y tráfico de influencias es lo que marca el desempeño de la Décima Quinta Delegación de la Fiscalía General del Estado en el municipio de Salinas de Hidalgo pues, de acuerdo con diversas denuncias, la enorme mayoría de funcionarios que laboran en esta institución se prestan o fomentan la tranza y la mordida con la finalidad de ayudar a los presuntos delincuentes que caen en sus manos.
Son muchas las personas que coinciden en señalar que la institución está llena de anomalías que, lejos de abonar a la impartición de una justicia más pronta y expedita, fomentan toda clase de actos de corrupción, situación que perjudica, sobre todo, a las personas de escasos recursos pues son quienes, al final, enfrentan procesos más complicados a pesar de que los delitos sean menos graves, en tanto que aquellos que delinquen en mayor medida, pero tienen dinero, logran salir en cuestión de horas.
Quienes han sido testigo de estos hechos y cuyas identidades se reservan por temor a represalias, precisan que, desde que ingresan, les dan “la oportunidad” de que llamen a algún familiar o conocido para que le lleve cierta cantidad de dinero que, presumen, será distribuida entre los trabajadores que, en ese momento se encuentren laborando sin importar el delito o la falta por la que hayan sido detenidos. Los montos pueden superar hasta los 10 mil pesos por detenido, sin embargo, no todos cuentan con esa posibilidad.
Las denuncias coinciden en señalar que, desde los policías, los agentes del Ministerio Público, secretarios hasta el titular de la Delegación conocen del tema y lo fomentan, además de que no tienen empacho en decir que así es como funcionan las cosas por lo que, o acceden a sus tratos ilegales para quedar en libertad y sin antecedentes o les fincan toda clase de responsabilidades sin importarles el daño que puedan provocarles.
