Hay una plaga silenciosa que está pegando a la economía de los pequeños negocios en colonias de Matehuala, se trata de el robo hormiga. Ladrones se apoderan de cosas de bajo costo y en pequeñas cantidades, como dulces, refrescos o papitas. Aunque por sí solos no parecen gran cosa, al juntarse todas estas pérdidas, los dueños de las tiendas están viendo cómo sus ganancias se esfuman.
Este problema está afectando sobre todo a los negocios familiares, que dependen de cada peso que ganan para salir adelante. Los dueños denuncian que no hay día en que no se den cuenta de que falta algo, y ya no saben qué hacer para detener a los ladrones.
Para no seguir perdiendo dinero, algunos comerciantes han tenido que gastar en rejas, protecciones y cristales para sus tiendas con la idea de que si los productos no están al alcance de la mano, nadie se los puede robar.
Pero esta solución ha traído un nuevo problema, ahora, la gente que va a comprar, lejos de entender que las protecciones son por seguridad, se siente incómoda. Muchos clientes prefieren irse a otro lado porque no pueden ver ni agarrar los productos con facilidad. Esto significa que, al intentar protegerse de los robos, los dueños de los negocios están perdiendo ventas y, al final, sus ingresos se ven afectados.
Los comerciantes esperan que las autoridades les ayuden a encontrar una solución para poder proteger sus negocios sin tener que espantar a sus clientes. Mientras tanto, el robo hormiga sigue siendo una gran amenaza pues son delitos de los que no se puede poner una denuncia porque sencillamente no proceden, por burocratismo, para brir carpetas de investigación en la Delegación de Fiscalía General del Estado en el Altiplano.