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Recrea cartero su recorrido por el centro de Matehuala 

Al evocar el pasado de Matehuala, don Pablo Manuel Hermosillo Guerra, antiguo cartero, recorrió con sus recuerdos el Centro Histórico de la ciudad enclavada en el Altiplano Potosino.

En una entrevista reciente, con José Paz Villanueva Contreras, el ex-trabajador de Correos de México, originario de la ciudad de San Luis Potosí, contó cómo llegó a Matehuala, en una transmisión de la estación Oye 105.5 FM, del programa “Memorias de nuestra gente”, que se publica en Facebook y por sus diferentes plataformas.

Con sus recuerdos, trasladó a los radioescuchas hasta las calles de Matehuala y su recorrido fue muy pormenorizado por haber conocido a los pobladores de las viviendas a los que les entregaba su correspondencia.

Después de haber hecho trámites en la Ciudad de México para ser integrado como cartero, fue asignado para laborar en Matehuala, ciudad que no conocía, pero de la que quedó prendado, donde echó raíces y la hizo su ciudad adoptiva.Al tener una plaza, podía trasladarse en el carro-correo del ferrocarril San Luis Potosí

Nuevo Laredo, hacer conexión en Vanegas y tomar el ramal a Matehuala, pero él prefirió viajar por tierra en una unidad de Autobuses Anáhuac.

Don Pabló llegó el 23 de noviembre de 1967, a la edad de 21 años, y se hospedó por tres días en el Hotel Monterrey que sigue estando en la calle Hidalgo, donde era la oficina de los Anáhuac.

Él trabajaba en un taller de reparación de calzado en el Mercado Tangamanga de San Luis Potosí, cuando le notificaron que tenía una plaza como empleado postal en Matehuala.

En ese tiempo el correo estaba en la calle Morelos y lo que es ahora el Callejón del Arte, luego estuvo en una casa por la calle Jaime Nunó y en Leandro Valle esquina con Negrete.

Imagina a la mutua como el correo

Con el temor de perderse, recordó que el día que llegó hizo un recorrido por la calle Hidalgo, hacia el norte, y pasó por el Hotel Cairo que estaba donde actualmente es la Vidriería Matehuala; recorrió Matamoros, Juárez, Ocampo y llegó a la plaza de armas y al ver el edificio de la Sociedad Mutualista se imaginó que ahí podría ser el correo, pues en la ciudad de San Luis Potosí estaba en un edificio de cantera rosa.

En ese año, el administrador de Correos era don Ismael Dávila Bernal y los empleados postales, que trabajaban en la oficina, eran, según él “orden de su memoria”: Rosalío Reyes,

Julio Oliva Posadas, José Santos Puente Zavala, Juan Ramírez Rojas y Raúl Ramírez García.

Para el reparto de las cartas, la ciudad se dividía en cuatro zonas, y había seis carteros: Martín Solís Sánchez, José Ortiz Hernández “Xilitla”, José Encarnación Arredondo Buenrostro, Lázaro Ríos Pérez, Edmundo García “El Capi” y él. 

Como hace 55 años, el antiguo cartero recordó un recorrido saliendo de la oficina de la calle Morelos, luego siguió por la calle actual llamada Callejón del Arte para tomar después la calle Hidalgo.

A su paso se encontró con Bancomer, una tintorería, la Ferretería La Palma, la tienda de discos El Rancherito y la fotografía de Palacios.

En la esquina de Hidalgo y Colón, recordó, estaba la tienda de doña Panfila Torres de Álvarez, donde vendía jarros, platos y peltres. Enfrente se encontraba un local donde se instaló la mueblería de Almacenes Chalita, atendido por una señorita que se casó con uno de hijos del dueño del Restaurant Domi, de la familia Ortega.

Por la calle Colón se localizaba la fotografía Vogel, manejada por la primera mujer que conducía moto en Matehuala; también entregaba correspondencia en la papelería y librería El Estudiante, y en la oficina de los Autobuses de Los Altos que viajaban a San Juan de los Lagos.

Donde está actualmente Waldos había un restaurant que vendía platillos típicos como gorditas, taquitos, molotes y atole, atendido por familiares de los dueños de la panadería “La Jarochita”.Intercalando plática del recorrido entregando cartas, don Pablo Manuel recordó que en ese entonces entraba a trabajar a las 7 de la mañana y las 8 de la mañana iba a desayunar al Hotel Cairo donde pagó la asistencia 15 días a razón del pago de 15 pesos diarios.

Luego pagó asistencia con una señora llamada Pepita, de la calle Méndez #11, entre Insurgentes y Guerrero, donde pagaba 12 pesos diarios, por un cuarto y las tres comidas.

Recorrido hacia la plaza de armas

El recorrido continuaba con el Hotel Matehuala, calle Bustamante y Mutualismo, donde estaba la Academia Comercial Isaac Pitman y la Sociedad Mutualista.

En una de las esquinas estaba el bar Las Vegas, atendido por don Rodrigo Hernández Trujillo, quien vivía la calle Jaime Nunó con Libertad.

Donde se ubica la tienda Elektra se encontraba el Restaurant Pinín y donde está el Casino del Valle se encontraba la tienda de don Blas Gómez Badillo; por esos años la agencia de la Lotería Nacional la tenía el Profr. Ildefonso Flores.

Su recorrido continuaba por donde están ahora las oficinas de la CFE, que entonces estaba la fotografía de los hermanos Estrada, y continuaba hasta la esquina donde estaba la refresquería La Playa, atendida por Héctor Garza, cuñado del Dr. Rocha.

Después estaba la Presidencia Municipal, la casa de los Nava, la casa de las señoritas Dibildox, de José María Gallegos, de Mariano Rodríguez “El Rifle” y de Saúl Rangel Parada.

Después en su bicicleta recorría las calles de Corona, Ocampo y Juárez; pasaba por la casa de don Manuel Fernández, dueño de ferretería La Palma, quien construyó una serie de casas de la calle Xicoténcatl a Ocampo.

Para acelerar el paso del recorrido por la calle Juárez hacia el norte, recordó su paso por las calles Ocampo, Xicoténcatl, Bustamante, Colón, Constitución, Calderón, Zaragoza, Jaime Nunó, Altamirano, Matamoros, Filomeno Mata, Belisario Domínguez, Portes Gil, Colegio Militar y Ponciano Arriaga.

Ante los errores de los domicilios y de los números, muchas de las entregas se hacían por conocimiento del destinatario.

La amena entrevista del locutor Villanueva Contreras estuvo llena de datos de personas, de lugares y de anécdotas, gracias a la memoria prodigiosa de un cartero que adoptó a Matehuala como su tierra.

“El autor es Cronista Honorario de la Asocición Estatal de Cronistas Municipales de Nuevo León “José P. Saldaña”, A. C.