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Recuerdan los matehualenses la botica de Don Ramoncito

Allá por los años 40s y 50s, las boticas en Matehuala ofrecían el remedio para las enfermedades y malestares de los matehualenses y de los habitantes de la región. 

Una de las boticas era la del Sagrado Corazón, localizada en Julián de los Reyes #5, propiedad de don Ramón Morán de la Rosa, llamado cariñosamente como Ramoncito. 

En una entrevista reciente, con José Paz Villanueva Contreras, su hijo Luis Francisco Morán contó cómo trabajaba su papa en la botica, en una transmisión de la estación Oye 105.5 FM, del programa “Memorias de nuestra gente”, que se publica en Facebook y por sus diferentes plataformas. 

Recordó que poco tiempo después otras boticas que aún operaban eran las de los hermanos don Julio Martínez, en la calle Juárez entre Constitución y Bustamante, y don Arturo Martínez, en uno de los locales del Mercado Arista. Allí consultaban a los enfermos y les preparaban los medicamentos. 

Ante las pocas farmacias que había y ante lo económico de los preparados en las boticas, las personas acudían para remediar sus enfermedades. 

La práctica de los boticarios convivía con la de los médicos antiguos de Matehuala, entre los que mencionó al Dr. Adalberto Tamayo, al Dr. Vidales, al Dr. Ángel Betancourt y al Dr. Martín de Alba; ya en los 60s y 70s, al Dr. Julio Leo Rocha, Dr. Eduardo Rocha Pérez, Dr. Vaquero y Dr. Aguilar. 

La Botica del Sagrado Corazón estaba localizada donde ahora se encuentra el Banco HSBC, en Julián de los Reyes entre Hidalgo y Morelos; luego estuvo en Hidalgo con Madero y, finalmente, en la calle Morelos, donde ahora es Farmacia San Ramón. 

A diferencia de las farmacias, donde se venden medicinas de patente y similares, en las boticas se preparaban en morteros los medicamentos usando sales y productos naturales, de acuerdo con manuales con fórmulas para la preparación de medicinas. 

Uno de los principales productos eran las pomadas, ungüentos y jarabes que se preparaban en las boticas con productos 100 por ciento naturales que se almacenaban en la rebotica. 

Por ejemplo, para la tos, se preparaba un jarabe simple al que se le agregaba eucalipto o guayacol para hacer agradable su ingestión. 

“CON SOLO VERLO SE CURABAN” 

Los enfermos que acudían con el boticario don Ramoncito le tenían mucha fe en sus preparados. Dijo Luis Francisco que a veces “con sólo verlo ya se habían curado”. 

Como antecedente de la Botica, la Farmacia San Ramón conserva el nombre de su papá y todavía mucha gente lo recuerda; a la entrada del negocio sobre la pared se encuentra un retrato. 

Aunque su papá murió hace 12 años, todavía los clientes le siguen llamando la “farmacia de don Ramoncito”. 

Luis Francisco mostró la licencia para operar la Botica, emitida a don Ramón por la Secretaría de Salubridad y Asistencia, del 29 de diciembre de 1945, trámite que se hacía en la Ciudad de México. 

Debido a su céntrica ubicación, el entrevistador le pregunta qué negocios recuerda que había por esa área y cómo era el Matehuala de antes. 

El farmacéutico recordó los negocios El Mayoreo, El Surtidor, El Gallo (de don Antonio Jacobo), el Monte Líbano (donde fue tienda de los Chalita y ahora está la Farmacia del Ahorro); después Chalita puso la tienda donde estaba la telefónica por la calle Hidalgo. 

También por esa área se encontraba la Farmacia Francesa, de don Tomás García, la tienda de abarrotes de don Juan García y la tienda de ropa de don Carlos Espinosa. 

Por esos ayeres, por la calle Morelos había muchas casas habitación y un poco más allá, recordó Luis Francisco, en Bocanegra con Betancourt, estaba la tienda La Palmira. 

Por la calle Insurgentes, se encontraba la Casa Gómez Azcárate, donde está mueblería La Comercial, que era un negocio así como La Reynera, de don BIas Torres, con muchas ventas al mayoreo.

Por calle Hidalgo se localizaba el Hotel Hidalgo, donde se dividió en varios locales, y ahora está Parisina; más adelante la Ferretería La Palma, de don Manuel Fernández. 

TIENDA DE DON SANTIAGO VIVANCO 

También la tienda Vogel de don Santiago Vivanco, una tienda con un gran surtido de artículos deportivos, muy adelantada para su época. Recordó que fue compañero de escuela de Fernando Vivanco de Maria y Campos, quien actualmente escribe un libro en Facebook sobre su padre. Otros hermanos de Fernando eran Eduardo y Santiago. 

De los recuerdos sobre cómo operaba la botica, mencionó a los proveedores de los productos naturales, de las cajitas de madera ovaladas y de los frascos en los que se depositaban los medicamentos preparados para el remedio de dolores musculares, inflamaciones y descongestionantes de las vías respiratorias. 

De esos preparados sólo subsisten algunos productos envasados como el polvo de sulfatiazol, pomada Nuevo León para los callos, ungüentos, colirios y jarabes con eucalipto y guayacol.

Luis Francisco Morán agradeció el recuerdo y estimación que los matehualenses mantienen por don Ramoncito y su botica.