Año tras año se vuelve una algarabía la fiesta de San Francisco de Asís en el pueblo mágico de Real de Catorce, miles de personas asisten y poco más de un mes el Túnel Ogarrio permanece cerrado para evitar aglomeraciones, el tránsito por él solo se puede hacer en carretones. Las personas disfrutan de la calidez del lugar, pero los caballos viven un brutal maltrato.
Son aproximadamente 17 horas diarias las que tienen que mantenerse activos los caballos, los carretoneros los someten a esta masacre sin que tengan buena alimentación, hidratación y mucho menos descanso.
Las filas de personas esperando ser asignados a un carretón nunca terminan. Las cargas que transportan en cada paso por el túnel son aproximadamente de una tonelada. El visible cansancio de los equinos no importa a los carretoneros, el único fin es el negocio. Para ser ingresado al Pueblo Mágico es necesario pagar la cantidad de $25.00 por persona sin importar la cantidad de maletas que lleve consigo.
A Real de Catorce acude cada vez más gente, quienes han vivido la experiencia, acusan que, estos animales también son sometidos a acelerar el paso, para dar abasto de transporte a los miles de asistentes. En los próximos días empezará a bajar el fujo de asestentes pero el uso lucrativo de los corceles sigue en el interior con la renta de estos para pasear por la sierra a un costo de $300.
Las denuncias parecen no importar a las autoridades, no hay quien se encargue del caso a pesar de que no es ningún secreto el maltrato. Las travesías de las víctimas del ser humano se viven cada año, siempre hay quejas, evidencias, pero las autoridades siguen solapando que se atente contra el bienestar de los caballos.