En octubre de 2022, la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana del Gobierno del Estado advertía sobre la existencia de unos 40 mil consumidores activos y recurrentes de drogas ilegales en todo San Luis Potosí, sobre todo de marihuana, crack y cristal, cifra que, a su vez, revelaba un incremento exponencial en los últimos años, sin embargo, el dato más alarmante tiene que ver con la edad en que los potosinos comienzan a consumir estas sustancias. En ese momento, de manera oficial se informó sobre la existencia de casos en que niños de apenas ocho años ya eran adictos a alguna droga.
La facilidad con que se pueden adquirir, la poca vigilancia por parte de los padres, la curiosidad y hasta la influencia que ejercen los amigos sobre los jóvenes son factores que han detonado el consumo de drogas, pero no son los únicos. En el Altiplano Potosino, son muchos los testimonios en los que se señala a los padres de familia como las principales figuras que impulsan a sus hijos a ingerir algún tipo de enervante, ya sea directamente ofreciéndoselo o por medio del ejemplo, es decir, drogándose delante de los niños quienes, inocentemente, lo ven como algo normal.
Juan, docente de secundaria en el municipio de Matehuala, ha luchado desde hace varios meses con las adicciones de sus alumnos. En un inicio era alcohol, señala, los jóvenes llegaban crudos o borrachos cualquier día de la semana, pero con el paso del tiempo fue evidente que consumían otro tipo de drogas. Si bien, en la mayoría de los casos les provocaba sueño y lo peor que pasaba era que se dormían en clases, en otras ocasiones se ponían violentos y agredían a sus compañeros.
“Un martes, entré al salón y vi que un alumno estaba dormido sobre su banca. Le hablé, pero no respondió. Sus compañeros me dijeron que estaba crudo y, aunque no les creí, cuando me acerqué, me di cuenta de que olía muy fuerte a alcohol. Ni nosotros como maestros, ni como escuela, estamos preparados para atender un caso como este. No sabemos cómo reaccionar” precisa el docente al señalar que esta situación se ha vuelto más frecuente a partir de la pandemia.
Un caso similar vivió Martha, profesora de nivel medio superior que ha trabajado en varios municipios del Altiplano en los que ha constatado la gravedad del asunto. Alarmada, señala que son los propios padres los que influencian a sus hijos y los llevan por el camino de las drogas. “En una clase, estábamos hablando de las adicciones y sus riesgos cuando un alumno me confesó que habían consumido crack. Dijo que su papá lo preparaba en casa, delante de todos y se drogaba sin que nadie le dijera nada. Así fue como él lo probó. Varios alumnos me dijeron lo mismo” precisa.
Estadísticamente, en la región del Altiplano, los municipios con mayor consumo de drogas son Matehuala, Charcas y Cedral y se advierte también que un alto porcentaje de los consumidores son estudiantes de secundaria y preparatoria, algunos de ellos ya con problemas serios de adicción sin que cuenten con un diagnóstico adecuado y el tratamiento que les permita superar esta complicación sanitaria y social.
La misma Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana refirió que, en San Luis Potosí, la comercialización de drogas representa ganancias millonarias para el crimen organizado. Tan sólo de cristal se estima que son seis millones de pesos diarios los que se desprenden de esta actividad ilícita. Con la marihuana, el crack y ahora el fentanilo en sus distintas modalidades que es mucho más adictivo, se cree que la derrama económica de las drogas es muy superior.
El problema de las drogas en tierras potosinas también se relaciona con el alza delictiva. Las autoridades de seguridad pública han advertido que, al ser zonas de alto consumo, el Centro y el Altiplano están más propensos a tener enfrentamientos entre grupos criminales que buscan controlar la plaza y el mercado por lo que coinciden en la necesidad de que se refuercen programas y políticas de prevención para evitar que los jóvenes caigan en las el mundo de las adicciones, situación que, a su vez, permitirá romper las redes de negocio del crimen organizado en la entidad.