Dormir con un ventilador encendido es una costumbre común, especialmente en noches calurosas o en habitaciones mal ventiladas. Para muchas personas, no solo ofrece alivio térmico, sino que también genera un sonido constante que favorece el sueño. Sin embargo, expertos advierten que esta práctica también puede tener efectos negativos en la salud.
De acuerdo con el sitio especializado Sleep Advisor, uno de los principales beneficios es el ruido blanco que produce el ventilador, el cual ayuda a enmascarar sonidos repentinos como ronquidos, alarmas o ruidos del exterior. “El ruido blanco del ventilador enmascaraba esos sonidos externos y creaba una sensación de paz”, recordó el Dr. Kiran Dintyala, quien considera al ventilador parte esencial de su rutina nocturna desde su infancia en India.
Además, aunque no enfría el ambiente como un aire acondicionado, el ventilador es una opción económica para refrescar el cuarto. Incluso puede funcionar como un sistema de refrigeración improvisado: se recomienda colocar botellas congeladas con agua y sal frente al ventilador para generar una brisa más fría. También promueve la circulación del aire, ayudando a evitar que la habitación se sienta cargada o con malos olores.
Sin embargo, no todo son ventajas. Especialistas advierten que su uso prolongado puede provocar reacciones alérgicas o molestias respiratorias, especialmente si las aspas del ventilador están sucias. Al girar, el ventilador puede dispersar polvo acumulado, agravando cuadros de asma o rinitis.
“El aire seco generado por el ventilador puede causar desde dolor de garganta hasta nariz sangrante”, advirtió Jill Zwarensteyn, editora sénior de Sleep Advisor. Dormir con el ventilador dirigido al rostro también puede resecar los ojos y las vías respiratorias, incrementando el riesgo de sinusitis o bronquitis.
Recomendaciones
- No apuntar el ventilador directamente al rostro.
- Usar modelos oscilantes.
- Limpiar regularmente las aspas.
- Utilizar un humidificador para mantener la humedad ambiental adecuada.