Es una de las reliquias que habría dejado la pasión de Cristo y que sigue siendo tema de debate entre los creyentes e investigadores que intentan demostrar su origen y autenticidad.
Con el paso de los años, las películas, libros, investigaciones y registros históricos han intentado definir lo que atravesó tras ser crucificado y en lo que se sabe sobre su resurrección. Entorno a estos temas, que siguen causando polémica entre curiosos y fieles, se destaca el manto sagrado, uno de los elementos que darían señales de los daños físicos que sufrió, además de revelar rasgos de su rostro. Se encuentra en la Catedral de la ciudad italiana que originó su nombre. Esta muestra las señales que dejaron las marcas en el cuerpo de un hombre con barba, brazos cruzados y con evidentes heridas en la mayor parte de sus zonas. Los creyentes sostienen que esta tela se trataría del elemento que cubrió el cuerpo del primogénito de María.
De acuerdo a los antiguos escritos, se conoce que, cuando bajaron el cuerpo de Jesús, luego de que fue crucificado, sus restos fueron limpiados y envueltos en un manto lo suficientemente largo para envolverlo por completo. Para evitar que se generen rumores sobre su resurrección, que ya sonaba entre los creyentes y críticos del hijo de Dios, las autoridades romanas a cargo de Pilatos decidieron que sea guardado en una tumba, espacio similar a la una cueva que fue sellado con una roca pesada y de gran tamaño que no podía ser movida por una sola persona.
Es todo un misterio lo que envuelve a esta reliquia, para unos no es auténtico para otros es falso, pero no sé puede negar que es un símbolo en el que los creyentes han puesto su fe y esperanza.