En los últimos años, numerosos estudios han destacado los beneficios de la música no solo como entretenimiento, sino también como una herramienta poderosa para mejorar la salud física y mental. Los especialistas coinciden en que la música tiene un impacto profundo en nuestras emociones y nuestro cuerpo, capaz de aliviar el estrés, mejorar el estado de ánimo e incluso acelerar procesos de recuperación física.
Reduce el estrés y la ansiedad
Uno de los efectos más estudiados de la música es su capacidad para reducir el estrés y la ansiedad. Escuchar música relajante, especialmente aquella con ritmos lentos y sin letras, puede disminuir los niveles de cortisol, la hormona del estrés, en el cuerpo. De hecho, un estudio de la Universidad de Stanford encontró que escuchar música con un ritmo de 60 a 80 latidos por minuto ayuda a calmar la mente, similar a la meditación.
Mejora el estado de ánimo y la salud mental
La música también tiene el poder de mejorar significativamente el estado de ánimo. El acto de escuchar o interpretar música puede liberar dopamina, el neurotransmisor asociado con el placer y la recompensa. Este mecanismo es particularmente útil para personas que padecen depresión o trastornos del estado de ánimo. Además, la música ha demostrado ser eficaz en terapias con pacientes que sufren de ansiedad y depresión, mejorando sus habilidades sociales y facilitando la expresión emocional.
Trae beneficios cognitivos y para la memoria
No solo se trata de las emociones: la música también puede ayudar a mejorar nuestras capacidades cognitivas. Se ha demostrado que escuchar música, especialmente música clásica, mejora las habilidades de concentración, la memoria y el aprendizaje. La teoría del «efecto Mozart» sugiere que escuchar música de compositores como Mozart puede mejorar temporalmente la capacidad de razonamiento espacial, aunque el fenómeno aún está en debate.
Apoyo en la rehabilitación física
En el ámbito físico, la música ha sido incorporada en terapias de rehabilitación para pacientes que se recuperan de accidentes cerebrovasculares, lesiones o cirugías. La musicoterapia ayuda a mejorar la coordinación motora y la movilidad, al utilizar el ritmo para sincronizar los movimientos del cuerpo. Según un estudio publicado en The Lancet, pacientes que escucharon música tras una cirugía mostraron menos dolor y necesitaron menos medicación analgésica que aquellos que no lo hicieron.
El poder social de la música
Además de los beneficios individuales, la música también tiene un fuerte componente social. Compartir música en eventos o practicarla en grupos fomenta el sentido de comunidad, reduce el aislamiento y fortalece los lazos sociales. Este aspecto es crucial para la salud mental, especialmente en tiempos de soledad o crisis.