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[VIDEO] Tiempo de Cine: Aún estoy aquí

En un año donde “Emilia Pérez” amenaza con ganar el Oscar a “Mejor película extranjera”, “Aún estoy aquí” de Walter Salles surge como una esperanza de evitarlo. Esta película nos transporta al Brasil de los años 70, en plena dictadura militar, para contar la desgarradora historia de una familia que enfrenta la desaparición forzada del padre, un exdiputado arrestado por el ejército sin explicación alguna. Lo que comienza como un drama familiar se transforma rápidamente en una película de terror, no el de monstruos o asesinos en serie, sino el horror verdadero: el de la incertidumbre, el dolor y la lucha contra un sistema opresivo que arrebata vidas sin dar respuestas.

La historia sigue a la familia del exdiputado, quien tras años de presenciar los abusos y violaciones de derechos humanos del régimen militar, ve cómo, una mañana cualquiera, los mismos soldados tocan a su puerta. Sin explicaciones, se llevan al padre con la promesa de que volverá después de testificar sobre un tema “confidencial”. Sin embargo, nunca regresa. Lo que sigue es un camino a la desesperación y al vacío que deja la ausencia, una ausencia que se convierte en el eje de la vida de su esposa, interpretada magistralmente por Fernanda Torres.

Si hay algo que convierte a “Aún estoy aquí” en una película inolvidable es la actuación de Fernanda Torres. Su interpretación de una mujer que debe mantener la fortaleza mientras su mundo se desmorona es desgarradora. En sus gestos, en sus silencios y en su dolor, vemos a una madre que debe seguir adelante por sus hijos, aunque por dentro esté muerta.

Torres transmite la complejidad de emociones de una mujer que vive entre el pánico, la ira, la tristeza y la esperanza. Su duelo es infinito, porque “sin respuestas, no hay cierre”. Su cuerpo y su mente deben resistir por su familia, pero su espíritu se consume lentamente. Es una actuación tan poderosa que, a titulo personal, la colocaría entre las mejores de la última década, al nivel de Cate Blanchett en “TÁR”.

La carrera por el Oscar a Mejor Actriz parece estar dominada por Mikey Madison (Anora) y Demi Moore (La Sustancia), pero lo que hace Fernanda Torres es de otro nivel. No solo interpreta un papel, sino que se convierte en la guardiana de la memoria de miles de desaparecidos.

Walter Salles no solo nos cuenta la historia de una familia; nos sumerge en una de las etapas más oscuras de Brasil, una historia que resuena en toda América Latina. Basada en el libro homónimo de Marcelo Rubens Paiva, hijo de Rubens Paiva en la vida real, la película utiliza, además de Fernanda, un recurso fundamental para narrar la tragedia: El uso de fotografías y películas caseras. A través de estos elementos, la historia apela a la memoria y el recuerdo, haciendo que el espectador sienta la presencia de lo ausente. No es solo la familia de Rubens Paiva, sino la de miles de desaparecidos.

Salles consigue retratar la historia sin caer en el drama exagerado. Su enfoque no es la tragedia, sino la resistencia, el amor y la fortaleza de quienes sobreviven a la pérdida. “Aún estoy aquí” busca la reflexión sobre lo que significa perder a alguien sin respuestas.

El cine tiene la capacidad de contar historias que trascienden, y “Aún estoy aquí” es una de ellas. No es solo la historia de Rubens Paiva y su familia, es la historia de América Latina, de miles de familias que aún esperan justicia.

Si bien no es una película de terror en el sentido tradicional, creo que esuna de las películas más aterradoras del año. No hay fantasmas ni criaturas sobrenaturales, pero sí un enemigo mucho más real: el poder del Estado usado para desaparecer personas. La película te deja con un nudo en la garganta, una sensación de impotencia y la certeza de que la memoria es la única forma de resistencia.

Extraordinaria en todos los sentidos, “Aún estoy aquí” no solo te dejará sin aliento, sino que te acompañará mucho después de que los créditos hayan terminado.