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Columna | Tiempo de hablar

Muy alterada quedó la sociedad potosina tras el accidente que resultara en la muerte de una mujer en la FENAPO. El desafortunado hecho bajó el ánimo de mucha gente que ya tenía en mente darse la vuelta al Teatro del Pueblo.

Por cierto hablando de FENAPO los cantantes Ricky Martin y Marc Antony traen seguridad como si fueran «la última coca del desierto». Limitaron a la prensa la transmisión de sus eventos. Hasta amenazaron con que si veían a alguien grabando lo iban a sacar. Qué mala onda. Hasta ahora Marc es el tercero que menos gente reúne en el recinto ferial.

Vuelve la desconfianza de la sociedad hacia policías de Matehuala. Hasta las instalaciones de la Policía Municipal llegó la SEDENA e hizo revisión de que todo estuviera en orden, sobre todo que no hubiera civiles infiltrados. Al final todo resultó en que se llevaron a cinco por haber sido omisos en la puesta a disposición a una persona por violencia familiar. Por eso la gente no quiere denunciar. Comentan que ya no saben si quieren o no una secretaría de seguridad si al final cada quien tiene qué rascarse con sus propias uñas.

A Morena le augura un futuro no muy agradable. Se ha hecho de cada político que si los líderes a nivel federal supieran de quiénes se trata no tardarían en pegar el grito en el cielo. A unos días de que se haga la transición de gobiernos ya hay quienes trabajan para el 2027 y hasta para el 2030. Uno de ellos es el Partido Verde que trae gira y aprovecha que tiene liderazgos.

Ahora falta que les salga todo como lo están planeando en SLP. Aunque el gobernador Ricardo Gallardo tiene respaldo en lo federal, es preciso mencionar que a esa camada se han unido expriístas y expanistas. A ver si no le salen muchos fundadores al Verde como le salieron a Morena.

Grave problema en el que la Jurisdicción Sanitaria 4 de Rioverde metió a los Servicios de Salud con el tiradero clandestino de medicinas que encontraron. Mientras los pacientes esperan… ruegan por medicamentos, en aquel lugar los tiran, unos porque caducaron y otros porque simplemente se les ocurrió desecharlos.

Fue gente de la dependencia quien acusó que eran obligados a deshacerse de las medicinas. Es cierto que hay de todo. Hay personas que quieren trabajar y lo hacen con profesionalismo, pero otros que son insensibles a las necesidades de la población. Esto puede ser una bomba de tiempo para que salgan a flote posibles actos indebidos y colapse la paciencia de quienes sí se ponen la camiseta de servidor de la salud. Esto viene a la mente porque en el Hospital Central hay personal empático que ha revelado inconsistencias que tienen qué aguantar, pero esa… es otra historia.

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