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Columna | Tiempo de hablar

¿Dónde quedó la bolita… del predial? El presidente de Matehuala, Raúl Ortega, se ha quedado mudo sobre la lana que entró por el pago del predial. La gente está enojada, porque nomás no se ven obras por ningún lado. Quieren saber, por lo menos, en qué se gastó el dinero, porque la ciudad sigue igual o peor. ¿Será que la caja está vacía o es que no quieren soltar la sopa?

La neta, es que la raza está harta de que no haya transparencia, con tanto cobro de impuestos, esperarían ver mejoras en las calles, en el alumbrado o en la seguridad, pero nada de eso. El silencio del alcalde nomás alimenta la desconfianza y el rumor de que el dinero no se está usando para lo que debería. 

Parece que el alcalde Raúl Ortega anda en la luna, y no precisamente pensando en los problemas de Matehuala. Se rumora que anda metido en asuntos con Morena, y la prueba fue una foto que se tomó con los morenistas. ¿Será traición a su partido? ¿Una alianza secreta para el futuro? ¿O de plano ya anda pensando en la reelección y se está acomodando?

La política es así, llena de dimes y diretes, pero aquí en Matehuala, la gente quiere saber qué onda. Este movimiento del alcalde ha levantado sospechas y seguro pronto se sabrá qué se trae entre manos. Y claro, aquí estaremos para contárselos, con santo y seña, para que no se pierdan ni un chisme de lo que pasa en el poder.

Dicen que en el gobierno de Matehuala se les ha complicado un montón echar a la calle a Juan Carlos Pérez, titular de SAPSAM. Andan batallando para encontrar a un valiente que le quiera entrar al relevo, porque el puesto es una papa caliente. Ya platicaron con varios prospectos, pero nomás no le entran.

La razón es clara, nadie quiere ser títere de los intereses de los funcionarios del Ayuntamiento, y mucho menos heredar una pila de problemas que ya tiene el organismo. Todo apunta a que esta bronca va a terminar en pleitos entre los que quieren poner a su gallo en la dirección. A ver quién es el guapo que se atreve a tomar el mando del barco.

Los accidentes de motociclistas siguen cobrando vidas en Matehuala. La dirección de Tránsito le echa ganas dando pláticas de prevención y de respeto a las señales, pero parece que no es suficiente. Si bien es cierto que muchos motociclistas se arriesgan, también hay que decir que muchos automovilistas no respetan los altos en los cruces.

Urge que también se armen pláticas para los conductores de coches, porque la responsabilidad es de todos. Si no se ven resultados pronto, van a tener que meter mano dura y sancionar sin piedad. Y una medida que ya es de urgencia es que los menores de edad dejen de manejar motos.

Platicando con varias personas que viajan seguido a San Luis Potosí, me soltaron una frase que me dejó pensando, dice que se siente más segura en la capital que en Matehuala. ¡Imagínense! Bien dicen que «pueblo chico, infierno grande». Y es que, cuentan, que aquí en su tierra no le da confianza salir cuando oscurece, por eso en la capital pasea más a gusto.

Es triste, pero parece que la percepción de seguridad en Matehuala va de picada. Si la gente siente más miedo en su propio pueblo, algo grave está pasando. Las autoridades tienen que ponerse las pilas y hacer algo al respecto, porque la tranquilidad de los ciudadanos no tiene precio.

Matehuala se está convirtiendo en un foco rojo de acoso laboral, y lo peor es que da igual el puesto que tengas. Esto es un problema gravísimo que está afectando a muchísima gente y que nadie parece querer ver. Urge que las autoridades se pongan a chambear, hagan un estudio serio o, de plano, fomenten la denuncia para que esto se acabe de una vez por todas.

Es inaceptable que en lugar de que Matehuala crezca, se esté hundiendo por estas prácticas. El ambiente laboral tóxico no solo daña a las personas, sino que también afecta la productividad y el desarrollo de la ciudad

Hasta la próxima con más Tiempo