Movimiento Ciudadano ha empezado a mover fichas en el Altiplano Potosino. El partido naranja, que en otras regiones del país ha logrado consolidar liderazgos frescos, ahora busca abrirse camino en una de las zonas más rezagadas políticamente hablando. Y es que no es secreto, en el Altiplano abundan los políticos improvisados, los que se han colado a los cargos públicos sin mayor mérito que el compadrazgo, los que gobiernan con ocurrencias y sin preparación. Ante ese panorama, la aparición de perfiles jóvenes y académicamente sólidos puede representar un respiro.
Uno de esos nombres es el de Alan Osiel Zepeda Jiménez, designado recientemente como Coordinador Estatal de Asuntos Electorales de MC. Se trata de un licenciado en Criminología por la Universidad de Matehuala, maestro en Ciencias Forenses y actualmente en formación como abogado. Un perfil distinto, con bases académicas y con una visión técnica en una región donde los políticos suelen llegar a improvisar sobre la marcha. Para muchos, su nombramiento pinta como un acierto, un rostro joven, preparado y con ganas de hacer política desde la profesionalización, no desde la ocurrencia.
Pero Movimiento Ciudadano no se limita a lo nuevo. También anda coqueteando con la “Chiquis” Carrillo, una figura política que fue marginada por el Partido Verde. ¿La razón? La prefirieron sacrificar en favor del “Viejito Verde”, un alcalde que ha dejado mucho que desear. Durante la reciente entrega de patrullas del gobernador Ricardo Gallardo Cardona a municipios de la región, el edil mostró una total falta de sensibilidad al referirse al accidente ocurrido en las atracciones turísticas de Real de Catorce. En tono frío, aseguró que el incidente “no afecta en lo más mínimo” al municipio, como si la posibilidad de una víctima fuera algo menor. Más aún, intentó evadir cualquier responsabilidad culpando a administraciones pasadas, un discurso tan repetido que ya raya en lo absurdo. Así, el Verde marginó a la Chiquis para darle paso a un político ausente, que ni siquiera pisa su propio municipio y que solo aparece para la foto con el gobernador, o en una función de lucha libre en la capital.
Ese mismo evento evidenció, una vez más, la relación de varios alcaldes del Altiplano con la prensa y la opinión pública. La alcaldesa de Venado, conocida como Reyitos, fue de las primeras en abandonar apresuradamente la ceremonia, con tal de evitar cuestionamientos sobre la multa impuesta a su cabildo por adeudos con exregidores. No es la primera ocasión en que la presidenta municipal evade dar la cara, basta recordar cuando estuvo a punto de agredir a un reportero que, de manera simple y respetuosa, le preguntó si prefería ser llamada “alcalde” o “alcaldesa”. A ello se suman sus comunicados cargados de cinismo y odio, en los que agradeció a esta casa editorial por “estar al pendiente de ella”, para después bloquear al periódico en todas sus redes sociales. Actitudes autoritarias e intolerantes que poco abonan a la figura de una funcionaria cuyo deber principal es rendir cuentas, no esconderse.
En Villa de Ramos, la situación no es mejor. El alcalde Erick Giovani Espino también brilló por su silencio. Durante el evento oficial se mostró muy cercano al gobernador, pero al final desapareció, evitando a toda costa el contacto con los medios. Y cómo no, si su municipio se encuentra en medio de un contexto de violencia alarmante. Apenas en los últimos días, dos personas reportadas como desaparecidas en Guadalupe, Zacatecas, fueron localizadas sin vida en territorio ramosense. Una de ellas, Aida Karina Juárez Jacobo, era madre de una joven desaparecida; la otra, José Rodolfo Cárdenas Olvera, apenas tenía 22 años. Dos casos, mismo origen, mismo desenlace en San Luis Potosí. ¿Casualidad? Difícil creerlo. La violencia en Zacatecas ya alcanzó al Altiplano, y el silencio del alcalde no hace más que confirmar la falta de rumbo.
A esto se suma el doloroso caso de Paul Brown, el altruista que dedicó su vida a rescatar perros en situación de calle en Villa Juárez. Fundador del refugio “Ladridos de Esperanza”, Paul no solo dio alimento y cuidados a cientos de animales, también inspiró a toda una comunidad a sumarse a su causa. El pasado 20 de agosto se cumplió un mes de su desaparición, ocurrida el 20 de julio en la finca donde residía. A pesar del tiempo transcurrido, el caso parece haber caído en el olvido institucional. La Fiscalía General del Estado, a cargo de María Manuela García Cázares, asegura que existen “avances”, pero no hay pruebas ni resultados claros. Para familiares, amigos y ciudadanos, el silencio es otra forma de abandono. La indiferencia institucional se convierte en una segunda desaparición.
En este escenario, el Altiplano se revela como un territorio de contrastes. De un lado, partidos que intentan sembrar nuevas caras, jóvenes preparados que representan esperanza. Del otro, alcaldes que huyen de la prensa, que se esconden detrás de discursos gastados, que carecen de sensibilidad frente a la tragedia y que gobiernan más con el silencio que con la acción.
El desafío es enorme. Si Movimiento Ciudadano realmente busca consolidarse en la región, tendrá que apostar por perfiles auténticos, comprometidos y, sobre todo, cercanos a la gente. Porque el Altiplano ya no puede permitirse más indiferencia ni más improvisación. Mientras los políticos juegan a las escondidas, los ciudadanos viven entre la inseguridad, la falta de resultados y la desesperanza.
¡Hasta la próxima con más tiempo!