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Tiempo de Hablar I Una pieza que no encaja en el Altiplano

Es cierto que si un nivel de gobierno no opera, aunque los otros trabajen, termina por hacer falta una pieza del engranaje para que funcione de manera correcta. Así ocurre en los municipios del Altiplano Potosino, donde los alcaldes hacen poco o nada para que el mecanismo funcione. Y ojo, no es un asunto menor, en la política, cuando un engranaje se atora, las consecuencias siempre las paga la ciudadanía.

Los presidentes municipales de esta región parecen haber encontrado en la figura del gobernador Ricardo Gallardo Cardona la excusa perfecta para no mover un dedo. Todos quieren que les resuelva todo. Y sí, hay que reconocer que la obra más importante para el Altiplano es la nueva carretera a Matehuala, un proyecto estratégico de carácter estatal. Pero lo que preocupa es que en cada municipio hay necesidades domésticas, calles, drenajes, alumbrado, servicios básicos, que son competencia de los Ayuntamientos, no del Ejecutivo. Sin embargo, los ediles se hacen patos, dejan la carga al gobernador y, cuando la obra se inaugura, corren a tomarse la foto y a colgarse del mérito.

El caso de Real de Catorce es el más evidente. Si no fuera porque la exalcaldesa Chiquis Carrillo sigue empujando la promoción turística, el municipio ya estaría en un nivel de descenso considerable. El actual alcalde, Javier Sandoval, mejor conocido como “El Viejito Verde”, está más preocupado por fabricarse una figura en redes sociales que por gobernar. Sus aspiraciones parecen más cercanas a participar en “La Casa de los Famosos” que a sacar adelante a uno de los pueblos más emblemáticos de San Luis Potosí. No es exageración, en lugar de hablar de planes de desarrollo turístico, sus publicaciones en redes se centran en sí mismo, como si fuera influencer antes que presidente municipal.

Y no lo digo solo yo. La propia Petra Puente, exalcaldesa de Catorce y en su momento aliada del proyecto de Sandoval, ya se deslindó y aseguró que en el municipio “no hay turismo”. Y tiene razón. Aunque Real de Catorce está gentrificado y ha logrado atraer a ciertos públicos internacionales, la gran mayoría de visitantes son mexicanos. Si no se cuida este flujo, el destino puede perder relevancia rápidamente. Pero mientras tanto, el alcalde está ocupado organizando concursos.

Sí, concursos. El último, bautizado como “Un día con el presidente”, consiste en subir una foto con él a redes sociales y juntar la mayor cantidad de reacciones en los comentarios. El premio es pasar unas horas con el alcalde. Las bases son tan peculiares como el concurso mismo: ser mayor de edad, tener disponibilidad de horario y no usar bots. Nada más faltó pedir copia de la credencial del INE para confirmar que de verdad hay quien quiera concursar.

La convocatoria es tan surrealista que cuando esta casa editorial la señaló, el alcalde respondió con una serie de comentarios en redes sociales, entre ellas: “JEJE NO ES PA CONOCERME ES PARA CONOCER EL MUNICIPIO PERO AY QUE APROVECHAR !!”. Quizá yo ya perdí la capacidad de entendimiento, pero el flyer que circula dice textualmente “Un día con el presidente”, y el atractivo es “conocer de cerca sus actividades de trabajo”. Ni una sola palabra sobre conocer el municipio. O tal vez la confusión viene de las faltas de ortografía. Porque, ojo alcalde, se escribe “hay que aprovechar”, no “ay que aprovechar”. A lo mejor es por eso que su cédula profesional no aparece en el Registro Nacional de Profesionistas. Pero bueno, como suele decirse, ese ya es otro tema y seguramente dará para otra historia igual de pintoresca que sus concursos.

Pero ya entendí. Si el concurso es para “conocer lo que hace el presidente”, entonces el plan consiste en una escapadita en su helicóptero personal rumbo a la capital potosina para ver una función de lucha libre en primera fila. Haber sabido antes, hasta yo concursaba.

Pero vayamos más allá. La política en el Altiplano parece moverse con la misma lógica. En Charcas, la alcaldesa Marisol Nájera parece haber olvidado que pertenece al Partido Verde. Ni promueve los ideales del partido, ni hace obras, ni se le ve activa. De equivocarse a no hacer nada, parece que el partido prefiere lo segundo. Pero el pueblo, no. Los ciudadanos ya están cansados de la inoperancia y empiezan a reclamarle. Quizás tarde, pero Marisol se dará cuenta de que la gente ya no compra discursos vacíos.

En Cedral, la situación no es muy distinta. Cinthia Segovia, que en apariencia es la consentida del partido, tampoco está respondiendo como se esperaba. Se habla de manejos oscuros en la obra pública, de beneficios para ella y sus allegados. Y mientras tanto, el gobernador visita más seguido Matehuala que Cedral. No es casualidad, es un mensaje político claro.

Y hablando de Matehuala, el alcalde Raúl Ortega tampoco canta mal las rancheras. Las calles están llenas de baches, la inseguridad no da tregua y el titular de la policía, Jorge Peña, parece más preocupado por subir fotos a sus redes sociales que por velar por la seguridad de la ciudadanía. A esto se suma la manera déspota con la que, dicen, Peña se dirige a la gente. Obras no hay, y dinero tampoco, según palabras del propio alcalde, que cada vez acumula más inconformidad entre los matehualenses.

La paciencia se agota. La ciudadanía ya está cansada de tanta inoperancia y en las calles se habla de manifestaciones. Ojo, alcalde, no vaya a ser que se las organicen el mismo día de su informe. Aunque, viéndolo por el lado positivo, al menos así tendría algo interesante que contar. Porque si de resultados se trata, la falta de obras y la ausencia de gestión solo dejan un panorama desolador. Y eso, más que frustrante, es una burla para quienes votaron por usted, esperando un cambio.

El panorama general del Altiplano deja en evidencia una realidad incómoda, los alcaldes están más concentrados en sus propios intereses que en los de sus gobernados. Mientras unos arman concursos para sentirse celebridades, otros simplemente se esconden tras la sombra del gobernador o se dedican a administrar recursos con beneficios selectivos.

Lo cierto es que en medio de este escenario los únicos verdaderamente afectados son los ciudadanos. Ellos son los que siguen esperando calles sin baches, servicios públicos dignos, oportunidades de desarrollo y un poco de seriedad en el ejercicio de gobierno. Pero parece que en el Altiplano la política se volvió un show, una pasarela de vanidades, y los alcaldes no se preocupan por hacer que el engranaje funcione.