La despedida del presidente Andrés Manuel López Obrador durante su sexto y último informe de gobierno dejó mucho que desear y hasta pereció una burla para muchos mexicanos. En su mensaje aseguró que México tiene un sistema de salud mejor que Dinamarca y, de acuerdo a varias comparaciones, existen similitudes en la forma de operar y de subsistir, sin embargo, en México la falta de medicamentos y de personal juega puntos en contra para las declaraciones de AMLO.
El presidente presumió una megafarmacia en donde se pueden obtener los medicamentos que no hay en las clínicas, es decir, que si en el Altiplano no hay abasto, se podría ir al Estado de México en donde está ubicada la farmacia. Si no hay paracetamol, entonces hay que pagar un viaje a la sede de la megafarmacia.
Para nadie es extraño que en el estado de San Luis Potosí no hay especialistas, no hay medicamentos, no hay insumos y no hay personal capacitado y no hay atención de calidad. Pacientes mueren por esta negligencia y todo indica que falta mucho para que revertir esta situación no será cosa fácil.
Al menos en el Altiplano ser derechohabiente del IMSS cuesta dinero y esfuerzo. Centros de Salud han cerrado y los habitantes de comunidades viven un martirio para acceder a una atención de salud básica.
Al decir que México es de los mejores países en servicio médico se convierte en una burla y clasismo, pues, no todos los pacientes, incluso de los 23 estados que señala AMLO, no tienen el servicio que presume.
Las carencias de San Luis Potosí distan mucho de los objetivos que AMLO tiene registrados en cuanto a la salud se refiere. Si existe una megafarmacia en el Estado de México. ¿No sería mejor que, si el sistema de salud es gratuito, acercar la medicina, que hacer que los ciudadanos recorran miles de kilómetros para ir por lo básico?