Muy pensativo anda el alcalde de Matehuala, Iván Estrada, siente que se le va la candidatura para ser reelecto, las piezas las anda moviendo la priísta Sara Rocha y parece que el presidente podría quedar fuera de los planes de la alianza del Frente por México.
La mayoría de los partidos políticos ya se han dejado ver en el Altiplano, los que faltan son los panistas, probablemente a manera de protesta contra el alcalde por todas las triquiñuelas que le han sido descubiertas, lo mejor para el PAN, políticamente hablando será no autocastigarse con meter las manos al fuego por Iván para que busque la reelección, pero, todo quedará en la decisión de Xavier Azuara y Verónica Rodríguez. No hay qué pensarle mucho si no se quieren quemar.
La historia dice que no se habían visto en Matehuala alcaldes de la clase de Iván; administraciones panistas han pasado por esta presidencia, como Víctor Mendoza, Goyo Maldonado (qepd), Paulino Martínez Carmona (qepd) quien fuera una catapulta para que el PAN llegara en algún momento a dominar los terrenos camelenses pero ninguno de la clase de Iván, todo tipo de escándalos se le conocen al actual edil que, también demandó y sangró al municipio que hoy dirige.
Hay personas que votan más por el partido que por los personajes, son contados los candidatos a cualquier puesto de elección popular que pueden presumir su carisma con la gente, tan es así que, el PRI busca quién quiera afiliarse aún sin saber qué van a ofrecer a los ciudadanos. En el caso de Iván, su alcaldía se la debe no solo al PAN, sino también a los votos que le generó el PRI, así que Acción Nacional deberá darle las gracias a Iván Estrada el que haya echado a perder a este partido en Matehuala y, el Revolucionario agradecerle la desconfianza que formó en los tricolores que creyeron en él.
Estrada Guzmán ofrecerá un Informe de Actividades de una administración desgastada, sin pies ni cabeza, con algunos trabajos de último momento, además de estar en funciones con varias carpetas de investigación en su contra por presuntamente pertenecer a una red de trata de personas, presuntos nexos con el crimen organizado y descomunal desvío de recursos públicos, además de que funcionarios de su administración ya pisaron la cárcel.