A todo el mundo le ha pasado que durante las mañanas se vive una gran pelea con la alarma, esto porque pareciera que solo pasan cinco minutos en un abrir y cerrar de ojos. Un estudio publicado por Sleep Fundation, señala que existen distintas etapas del sueño y si se interrumpe provoca daños en las personas, tanto físicas como emocionales.
El problema de los despertadores es que no se sabe cuándo sonarán y pueden interrumpir las etapas de sueños más profundas, de cuerpo al estudio ya citado, existen tres etapas del sueño y la última es la profunda. Si una persona se despierta en la etapa uno o dos, puede provocar un bajo rendimiento mental y físico. Además se puede sufrir de mal humor, cansancio durante todo el día. Cansancio extremo e incluso se toman malas desiciones.
Otra consecuencia es la inercia de sueño, un fenómeno que consiste en sentirse como si no se durmiera durante 24 horas como consecuencia de retrasar una alarma. Los especialistas explican que el interrumpir los ciclos del sueño puede provocar fuertes efectos de cansancio en las personas, estos puede durar de cuatro horas a todo el día.
El pausar las alarmas también afecta a las personas, esto porque produce un cansancio general, falta de energía, cambios de humor, dolores de cabeza, problemas de memoria y dificultad para concentrarse.
Desde pequeños se les enseña a las personas que deben de dormir ocho horas diarias, pero no se inculca la cultura de que deben de ser continuas. Si una persona se despide en más de una ocasión por las noches, puede causar insomnio y somnolencia diurna.