El octagenario escritor presentó la segunda parte de Relatos del Entresijo.
La primera parte fue presentada en 2019.Su escritura nace de una mente imaginativa, con relatos de la realidad y otros de ficción, con una dosis de humor negro a lo Ibargüengotia y otros en tono árido al estilo rulfiano, autor al que admira enormemente.
“Voy a leer, porque a estos años, la memoria se hace un poco desleal. Hace 4 años tuve la satisfacción de presentar un primer libro, que ha sido consecuencia de vivir la vida. No es un compendio, porque apenas estoy agarrando vuelo. Hoy, nuevamente traigo otra propuesta, resultado de vivir la vida y creo que así va a ser hasta el final. ¿redundancia? No, porque son dos cosas muy diferentes del estar en la vida y vivir la vida.”
Así comenzó su intervención Jaime Jesús Tello Saucedo (Matehuala 1940), una noche en la Casa de Cultura Manuel José Othón, con la presencia de la directora de la misma Ana Neumann, asistentes, amigos y familiares, que acompañaron a un vivaz escritor que a sus ochenta y tantos sigue determinado a plasmar sus vivencias reales y otras más que son producto de su cabeza, que parece ser una fuente inagotable de temas, a las que explota con prosa clara, atrapante y sólida.
Relatos del Entresijo parte dos, es un compendio de 25 relatos distintos, y una sección de poesía en donde el autor se permite con “imprudente arrojo” la libertad de hacerlo porque la poesía no es su tema y la llama prosa poética.
Su hijo, Ulises Tello es quien lo presenta y aunque se pregunta si es una persona autorizada, al menos dice ser una voz válida para hacerlo y hace un recuento del origen de la familia Tello que es de un poblado llamado El Salado, un pequeño pueblo del municipio de Vanegas, que aún existe en los límites de San Luis Potosí, Zacatecas y Nuevo León y que en época de la segunda guerra mundial era un importante centro ferroviario porque de ahí se llevaba el _Guayule_, materia prima para realizar las llantas de los vehículos de guerra.
Y detalla, que precisamente El Salado, con su escenario árido y sin vida se refleja en algunos cuentos como: “Cuando vuelan los chamizos”, o bien “Charco de cabras”, que se encuentra en la primera parte de los Relatos del Entresijo; y por otro lado, otra fuente de datos e información es la formación de Jaime Tello como ingeniero mecánico eléctrico y extrabajador de la CFE: _“Yo creo que precisamente la técnica, los números y los cálculos que derivan de su profesión, se conjuntaron en algún momento de su vida con su mente vivaz, numérica e imaginativa, que se entremezcló con su gusto por la lectura, sobre todo de autores de corte fantástico, en los que encontró una chispa para desbordar su imaginación”_, indica el hijo de Jaime Jesús Tello.
Luego Jaime Tello se vuelve catártico: “La moralina y el consejo es un deporte senil que yo no he practicado, porque nunca he sido partidario de eso. En este nuevo libro hablo, otra vez, del acontecer diario, unas veces con sorna, otras con melancolía y algunas con júbilo, pero siempre con entusiasmo, y no es porque oiga pasos en la azotea ni esté pensando en el final. Es el encanto de estar consciente del futuro que se viene encima”.
Después, el autor matehualense se da el desliz de desmembrar la forma gramatical y la conjugación, pues indica que sus relatos y su forma de escribir siempre está en tiempo antepresente, que algunos autores llaman pluscuamperfecto, “su forma es, por ejemplo: yo he jugado. Lo que significa que es una acción que inició en el pasado, se hace en el presente y seguramente se seguirá realizando en el futuro la expresión adquiere un significado tan enorme, yo diría grandioso, porque no es síntesis, es un estado sin final.
Podremos dejar de jugar, pero de ¿vivir y amar? Ese es el tiempo que he vivido, ese es el tiempo que todos hemos vivido, lo que hemos amado”_, concluye Jaime Tello.
Posteriormente, Ana Neumann dramatiza el relato: “Pie de foto”, quizá el cuento más largo del compendio y en el que se parte de una foto grupal de seis amigos estudiantes en Chichen-itza, una gráfica de seis amigos que a lo largo de los lustros van muriendo trágicamente (y desapareciendo uno a uno de la foto), con la maldición de Xibalbá…hasta que queda solo uno, que es el protagonista y que al final también parece tener contados sus días en la vida, y en la foto.
Relatos del Entresijo parte de dos puede ser encontrado en Librerías REM, o en la Casa Manuel José Othón.