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Calles de Matehuala, en ruinas; un llantazo cuesta más que la quincena

La falta de infraestructura adecuada no solo pone en riesgo la seguridad, sino también el sustento de los habitantes

Los baches en las calles de Matehuala no son solo un problema estético, sino un golpe directo al bolsillo de sus habitantes. El mal estado del asfalto se ha convertido en una carga económica para automovilistas, taxistas y ciclistas, que ven cómo sus ingresos se van en reparaciones inesperadas. Según testimonios de talleres mecánicos y conductores, el costo de una llanta de automóvil dañada por un bache puede oscilar entre $1,000 y $3,000 pesos, una cifra considerable para cualquier familia. Si la compra se realiza en una tienda de autoservicio, a este gasto hay que sumarle el costo del servicio de cambio.

Además, los baches también afectan la suspensión de los vehículos, lo que representa reparaciones aún más costosas. Para muchas familias, este gasto no planificado las obliga a sacrificar otras necesidades básicas. Padres de familia comentan que se han visto en la necesidad de posponer compras fundamentales para el hogar, adquirir medicamentos o incluso recortar gastos en alimentos para poder pagar las reparaciones de sus vehículos. En este sentido, el bache se convierte en un problema de salud pública y de bienestar social.

Los taxistas de Matehuala, que no usan taxímetros, han visto cómo sus gastos de operación aumentan significativamente. Las constantes reparaciones de sus vehículos, debido a las malas condiciones de las calles, incrementan sus costos de mantenimiento, lo que presiona para que suban las tarifas o reduce drásticamente sus ganancias diarias.

Los motociclistas también son víctimas recurrentes. Con el alto tránsito de motos en la ciudad, las llantas de estos vehículos se dañan con frecuencia. Las reparaciones o el reemplazo de una llanta de moto tienen un costo promedio que va de $500 a $1,300 pesos. Por su parte, los ciclistas son los más vulnerables: las llantas de bicicleta, más delgadas y menos resistentes, se ponchan con facilidad. Aunque el costo de una llanta para bicicleta es menor, entre $200 y $500 pesos, la frecuencia con la que deben ser reemplazadas representa un gasto recurrente que, a la larga, afecta su economía. Lo más grave es que los baches no solo dañan la llanta, sino que también pueden deformar el rin, lo que provoca otro gasto en reparación o la necesidad de comprar uno nuevo.

La falta de infraestructura adecuada no solo pone en riesgo la seguridad, sino también el sustento de los habitantes. El Ayuntamiento de Matehuala ha implementado programas de bacheo, pero estos esfuerzos no son permanentes y los ciudadanos siguen exponiendo sus quejas. No se han anunciado proyectos de gran impacto ni inversiones específicas en infraestructura, y muchas calles que “piden a gritos” una rehabilitación integral ni siquiera están contempladas en el programa oficial. Ante la ausencia de una solución duradera, algunos ciudadanos se han organizado para tapar baches con piedras; sin embargo, este esfuerzo resulta en vano, ya que el paso constante de camiones y las lluvias deshacen el trabajo, devolviendo la calle a su estado anterior.

Al final, la falta de inversión en infraestructura vial se traduce en un golpe directo a la economía de una gran parte de la población de Matehuala. Cuando las familias no tienen el dinero para cubrir el gasto inesperado, se ven obligadas a pedir prestado con intereses o a posponer la reparación, una decisión que, a la larga, afecta aún más su bolsillo. Los gastos imprevistos en reparaciones de vehículos reducen el dinero disponible para el consumo, afectando también a los comercios locales. Al final del día, las familias terminan gastando en arreglar lo que se rompe en el camino, en lugar de invertir ese dinero en el bienestar de sus hogares, creando un círculo vicioso de reparaciones.”