La tarde del viernes 13 de marzo de 2020, las autoridades sanitarias confirmaron una noticia que cambiaría la vida de todos los potosinos: el primer caso de COVID-19 en el estado. Se trataba de una mujer de poco más de 50 años, quien había dado positivo a una enfermedad que, por entonces, generaba temor en todo el mundo debido a su rápida propagación y letalidad. Con este primer contagio, la pandemia había llegado oficialmente a San Luis Potosí.
En los días siguientes, el número de casos se incrementó y, ante la incertidumbre sobre el nuevo virus, las autoridades tomaron medidas drásticas. Se suspendieron las clases presenciales el 25 de marzo y se recomendó el confinamiento voluntario en casa. La ciudad se paralizó, los comercios cerraron sus puertas y la vida cotidiana se transformó drásticamente.
El impacto del COVID-19 en San Luis Potosí fue un reflejo de lo que ocurrió en el resto de México y el mundo. Sin antecedentes de una pandemia de tal magnitud, la población enfrentó pérdidas humanas, económicas y emocionales. A lo largo de la crisis, el estado registró 253 mil 414 contagios confirmados y un total de siete mil 741 fallecimientos. Afortunadamente, gracias a la aplicación de vacunas y al desarrollo de inmunidad, las condiciones han cambiado, permitiendo a la población sobrellevar mejor la enfermedad y reducir su impacto en la vida cotidiana.