Lo que parecía ser un extraordinario proyecto nació muerto. El Espacio Escultórico del Desierto, ubicado en el municipio de Vanegas, recibió del Gobierno Federal 20 millones de pesos para la realización del nuevo epicentro cultural que pretendía ser un detonante de cultura y economía en el Altiplano Potosino.
Génesis del proyecto
En el año 2007, los diputados federales potosinos hicieron su labor de gestión y lograron que el entonces Consejo Nacional para la Cultura y las Artes le otorgara a San Luis Potosí la fabulosa cantidad de 80 millones de pesos para restaurar, construir o adaptar —según fuera el caso— 37 espacios culturales en las cuatro regiones del estado potosino. Lo llamaron Programa de Apoyo a la Infraestructura Cultural (PAYCUM).
De esos 80 millones, el que se llevó la mayor tajada fue precisamente el Espacio Escultórico del Desierto, con 20 millones, constantes y sonantes. Así comenzó la odisea cultural. La zona geográfica designada serían los límites de Catorce y Vanegas. A solo unos pocos kilómetros, tomando el camino a Real de Catorce, en el llamado empedrado, existe una desviación de un kilómetro con 400 metros para llegar al Espacio Escultórico del Desierto. La primera piedra se puso el 12 de junio de 2009. En el sexenio de Fernando Toranzo se le otorgaron otros 4 millones de pesos.
Todos lo visitan sin ser inaugurado
Las esculturas que aún quedan en el Espacio Escultórico observan silenciosamente a los diversos visitantes, que van desde quienes acuden a destruir lo poco que queda en pie de la obra, hasta quienes se toman fotos o realizan algún acto de purificación espiritual. Todos acuden, menos los funcionarios, para resolver la situación de abandono.
Al no tener claridad de cuántas y cuáles esculturas fueron puestas en sus inicios, poco se sabe si han sido hurtadas o qué acontece con las que quedan.

El libro de un millón de pesos
La Secretaría de Cultura del Gobierno del Estado, hace algunos años, en lo que llaman «La Herencia Maldita», mandó publicar, a través del Museo Francisco Cossío, un libro dedicado al Espacio Escultórico del Desierto. Lo que llama la atención es que se publicaron mil ejemplares y el costo total fue de un millón de pesos.
Ese presupuesto fue otorgado por el Gobierno Federal a San Luis Potosí. Algunos de esos ejemplares aún habitan en los libreros de las instituciones culturales de nuestro estado.
¿La “Herencia Maldita” seguirá siendo dueña de este espacio?
Han pasado 17 años y 25 millones de pesos, y el Espacio Escultórico del Desierto es un claro ejemplo de la narrativa contra la cual se posiciona el actual gobierno estatal. Su titular, Ricardo Gallardo Cardona, debe dar un manotazo en la mesa y resolver, de una vez por todas, este asunto.
¿Qué falta para concluirlo?
- Reforzar la seguridad, tanto en el camino del empedrado al Espacio Escultórico como en el propio sitio.
- Presentar un proyecto de divulgación acorde a lo que se mostrará al público.
- Restaurar lo que ha sido dañado por personas cuya falta de educación y cultura los llevó a destruir parte del patrimonio.
- Contratar personal que quiera y ame la cultura.
La última palabra la tiene el gobernador.