La Calle Jacarandas, ubicada en Matehuala, se ha convertido en un verdadero campo minado para automovilistas y peatones. Lo que antes era una vialidad transitada ahora luce llena de baches, hoyos profundos y cráteres de gran tamaño, algunos tan extensos que ocupan casi todo el ancho de la calle, obligando a los conductores a maniobrar con extremo cuidado o, en muchos casos, a evitar completamente la zona.
Los vecinos señalan que el pavimento prácticamente ha desaparecido, dejando al descubierto tramos de tierra, escombro y acumulaciones de agua estancada. Aseguran que ya se han registrado varios vehículos con llantas ponchadas, suspensiones dañadas y ejes doblados, sin que hasta el momento exista algún tipo de respuesta por parte de las autoridades municipales. La situación se vuelve aún más preocupante debido a la temporada de lluvias, que ha comenzado a llenar los baches y cráteres, dificultando su visibilidad y aumentando el riesgo de accidentes.
Ante la gravedad del problema, los vecinos afirman haber solicitado en repetidas ocasiones la intervención del alcalde Raúl Ortega, pero denuncian que sus reportes han sido ignorados. Incluso han enviado fotografías y videos a través de redes sociales, exigiendo que se atienda la situación antes de que ocurra una tragedia mayor.
Mientras tanto, la Calle Jacarandas sigue deteriorándose día tras día, convertida en un símbolo más del abandono de la infraestructura urbana en Matehuala. Los habitantes piden una solución inmediata y no solo promesas, pues aseguran que la paciencia se les está agotando.