Lo que por generaciones ha sido un espacio de alegría y esparcimiento familiar se ha convertido en un lugar de preocupación y riesgo. Los emblemáticos juegos del Parque Álvaro Obregón, popularmente conocido como «el PAO», presentan un alarmante deterioro que pone en peligro la integridad física de los niños que acuden al lugar y amenaza con romper la tradición de las familias de llevar a sus pequeños a este espacio recreativo.
Resbaladillas con filos peligrosos y estructuras tambaleantes son solo algunos de los desperfectos visibles en la mayoría de las atracciones. Padres de familia han manifestado su creciente angustia al observar el estado de abandono en el que se encuentran los juegos, donde la falta de mantenimiento y el olvido en que los tiene el alcalde Raúl Ortega es más que evidente.
La situación no solo genera temor por posibles accidentes, sino que también impacta en la tradición de visitar el Parque como un espacio seguro y divertido para los niños. Muchas familias están optando por evitar la zona de juegos, privando a sus hijos de momentos de diversión.
Habitantes reclaman el descuido de este lugar al tiempo que hacen un llamado a las autoridades para que pongan manos a la obra y no minimicen las atracciones que por décadas han sido un símbolo de entretenimiento para los pequeños que por las tardes y los fines de semana acuden como parte de sus últimas actividades antes de volver a clases.
