Los retenes federales que desde hace años operan en las cercanías de San Roberto, y que en los últimos meses se han extendido a pocos kilómetros de Matehuala, se han convertido en un punto de creciente inconformidad entre transportistas, conductores particulares y empresas de carga que circulan diariamente por la carretera 57, en el tramo Matehuala–Saltillo. Este corredor carretero, uno de los más transitados del país, enfrenta desde hace tiempo una serie de problemáticas que se agravan con la presencia de estos filtros de revisión.
De acuerdo con testimonios de choferes y operadores, la molestia principal proviene del poco profesionalismo con el que, aseguran, los agentes federales llevan a cabo las inspecciones. Refieren que las revisiones se realizan sin un protocolo claro, con demoras excesivas y con criterios que parecen variar de un día a otro. En ocasiones, los vehículos son detenidos durante largos periodos sin explicación precisa, lo que termina por afectar directamente los tiempos de entrega y la programación de rutas.
A estas prácticas se suman las largas filas que se generan diariamente, especialmente en horas de mayor tráfico. En algunos casos, los congestionamientos alcanzan varios kilómetros, lo que ha provocado no solo retrasos, sino también accidentes viales debido a frenados inesperados, maniobras arriesgadas o conductores que desconocen la presencia del retén y no alcanzan a disminuir la velocidad.
Transportistas señalan que, lejos de brindar seguridad, los retenes terminan generando un ambiente de incertidumbre y presión. Muchos operadores expresan sentirse vulnerables y señalan que el tiempo detenido implica pérdidas económicas considerables, pues afecta el cumplimiento de tiempos pactados con empresas y clientes. Otros afirman que, en lugar de agilizar la circulación, los agentes revisan con desorden y sin una comunicación clara hacia los conductores, lo que incrementa el malestar y la sensación de improvisación.
A pesar de estas quejas, los retenes federales se mantienen activos en la zona y continúan siendo una constante para quienes recorren este tramo carretero. Mientras tanto, crece la exigencia de revisar su funcionamiento, establecer protocolos más eficientes y garantizar que las revisiones no perjudiquen la movilidad ni la seguridad de quienes dependen diariamente de esta vía para trabajar y trasladarse.






