De nadie es un secreto que el PRI está desmoronado. Lo que antes fue un círculo de poder se vio consumido por la ambición de muchos, que ahora fungen y se conforman con cargos, solo, de funcionarios. Dicen que el poder desborda arrogancia y si no se aplican dosis de control es la propia arrogancia la que disuelve partidos políticos. En Matehuala, mientras el PAN patalea para resistir en la órbita, el Partido Verde entra en crisis de aceptación ciudadana… Morena y Movimiento Ciudadano observan cautelosos.
Los nombres de Sara Rocha, del PRI y Verónica Rodríguez, de Acción Nacional, pesan en el ámbito político. Pero mientras el tricolor busca espacio en el Verde, el PAN se aferra a ser oposición y ganar terreno. Ambas decisiones aterrizan en la zona Altiplano donde el Revolucionario está en la lona y el blanquiazul apuesta por la juventud, pero arrastra una desbandada.
El Partido Verde ha creado una brecha de manos del gobernador Ricardo Gallardo. Con trabajo y estrategia robusteció la militancia. Nunca falta un prietito en el arroz, ese es Franco Coronado. Desesperado por querer el control de Matehuala está logrando un reclamo y repudio generalizados que nadie puede contradecir que su intromisión en el Conalep y la Universidad Intercultural han fracturado el trabajo del gobernador en la difícil geografía de Matehuala.
Movimiento Ciudadano bajó las revoluciones después de que le llovieron críticas al hacer de Matehuala su punto de despliegue de inicio de campaña.
Mientras todo eso pasa en Matehuala, el ausente Morena, mantiene perfil bajo y observa desde la barrera, confiados en la imagen de la expresidenta del DIF Paula Méndez. Con el tema ambiguo de la posible ruptura de alianza, el partido guinda se siente fuerte y capaz de ganar terreno aprovechando la figura femenina y el desorden de sus rivales.
Nada está dicho, todo puede cambiar. De lo que no hay duda es de que el poder absorbe cuando domina a los seres políticos con ambición expuesta a flor de piel.
