En Matehuala, los estafadores de la bolita no tienen miedo ni temor de Dios, pues sin el menor de los recatos, frente a la Iglesia Catedral se juntan a hacer sus estafas ante la omisión del Ayuntamiento que, pese a las constantes denuncias de la ciudadanía, no han querido proceder para garantizar la seguridad y la protección de miles de familias que han visto en peligro tanto su integridad como su patrimonio.
Son los propios ciudadanos quienes han revelado el modus operandi de estas personas; la estafa consiste en ofrecer boletos para un juego donde se tiene que adivinar dónde quedó la bolita, sin embargo, no es necesario haber jugado, porque con el simple hecho de tomarles un boleto, estos sujetos obligan a la gente a pagarles. En caso de que alguien se resista, se ponen violentos y, en montón, hostigan a sus víctimas hasta para que cumplan con la supuesta promesa de pago.
Sus víctimas quedan en estado de total indefensión, porque si reclaman, son hostigados y amenazados por los siete sujetos que amedrentan a las personas, incluso hay quienes afirman que estos sujetos están armados, por lo que representan un constante peligro para todas las personas que circulan por el centro histórico de Matehuala, situación que se ha vuelto bastante común, incluso ante los ojos de las propias autoridades que, pareciera, protegen a los agresores.
La Policía Municipal de Matehuala, ha intervenido para correr a los estafadores pero en el menor descuido, estos vuelven, tal como ocurrió la semana pasada cuando fueron retirados de las inmediaciones de Walmart y dos días después ya rondaban la Plaza Juarez y el propio centro comercial.
Guardia Civil Estatal, Fiscalía del Estado y la Fiscalía de Matehuala no han hecho algo para parar a esta gente que se llena los bolsillos arrebatándole el dinero a las personas trabajadoras, ni siquiera para contener la violencia que se genera. Algunas personas han presentado denuncias formales ante las autoridades de justicia, sin embargo, en ningún caso se ha procedido, lo que ha dado pie a que estas personas sigan haciendo de las suyas en perjuicio de los demás.