A 100 años de la fundación de Vanegas, S. L. P., se recordó el pasado ferroviario de gloria que vivió el poblado por el paso del tren que recorría la ruta México-Nuevo Laredo, con ramal a Cedral y Matehuala.A mediados de los años cincuenta, el desarrollo ferroviario que vivió Vanegas atrajo comerciantes de los poblados cercanos, como Cedral y Estación Catorce.
En entrevista reciente con el locutor José Paz Villanueva Contreras, también originario de Vanegas, el comerciante Agapito Colunga, oriundo del municipio de Cedral, S. L. P., relató el auge comercial y el crecimiento que experimentó el pueblo potosino, en una transmisión de la estación Oye 105.5 FM, de Matehuala, S. L. P., dentro del programa “Memorias de nuestra gente”, que se publica en Facebook y por sus diferentes plataformas.
Dedicado a la venta de barbacoa desde 1955, hace 67 años, don Agapito llegó a Vanegas procedente del rancho San Isidro, de Cedral, para vender elotes, cosechados en su parcela con su padre, y decidieron quedarse a vivir para entrar de lleno al comercio local.

La venta de barbacoa se hacía entre los pasajeros de cuatro llegadas oficiales de trenes durante el día, las cuales duraban 20 minutos, además de ofrecer sus comidas a los ferrocarrileros que daban mantenimiento a las máquinas de vapor en la llamada “casa redonda” y a las vías del tren.
Además de la tradicional barbacoa, se vendían gorditas, enchiladas, sodas, fruta y nieve a los pasajeros de las corridas de trenes.
Las llegadas tenían el siguiente orden: el Uno, Ciudad de México-Nuevo Laredo, a las 9 de la noche; el Dos, Nuevo Laredo-Ciudad de México, a las 5 de la mañana; el Tres, Ciudad de México-Nuevo Laredo, 11 de la mañana, y el Cuatro, Nuevo Laredo-Ciudad de México, 6 de la tarde.

En la madrugada, pasaba, procedente de Monterrey, el Regiomontano, pero ese tren no se paraba, pues los pasajeros iban en sus carros-dormitorios.
Entre los vendedores de barbacoa recordó a Inés Mendoza, Refugio Mendoza, Silvano Coronado y Jacinto Puente.
Después de que en 1997, el 10 de octubre, se canceló el transporte de pasajeros, don Agapito siguió haciendo su barbacoa, ahora en un local cercano a la plaza principal.
AUGE COMERCIAL
“Había mucho comercio, sobre todo los días de pago, el 7 y 22 de cada mes”, dijo don Agapito.Francisco I. Madero era la calle principal donde se encontraban los negocios y había casas de madera hechas con durmientes del ferrocarril.
Entre los principales comercios y comerciantes en esa calle estaban “El Express” de los Monjarás, que era la tienda más grande y surtía a rancherías localizadas hasta San Tiburcio, Zacatecas; Juan Córdoba, Rutilio Guajardo, la farmacia de don Francisco Guajardo, la farmacia de Candelaria Guajardo y la tienda de don José Zertuche.
También la tienda de ropa de don Rubén Sánchez, la frutería de don Alfonso Mendoza, la frutería de la señora Ruma y la tortillería de don Miguel Villa; además de las carnicerías de Victoriano Gutiérrez, Juan Mendoza y Pedro Peña.
Para albergar a los ferrocarrileros y pasajeros que llegaban a la estación de Vanegas había cinco hoteles: Hotel Monterrey (frente a la estación), La Rielera, Las Morales, Doña Lupe y El Pacífico; por lo menos cada hotel tenía diez habitaciones.
Para el entretenimiento y la diversión, había como diez cantinas: La Especial (donde había muchachas), La Oficina (de don Andrés Ramos, Doña Clara, La Morena (de doña Elvira), El Convenio (de don Tomás Ramírez) y el Salón Corona, entre otras.
VENERACIÓN RELIGIOSA
Al hacer un recorrido por la plaza principal de Vanegas y sus alrededores, se observó la iglesia donde se venera el Sagrado Corazón de Jesús y se recordó al padre Felipe Topete, quien ofició muchos años en esa parroquia.
“El padre Felipito era persona muy sencilla, muy humilde, visitaba a la gente y la gente lo conocía muy bien”, dijo don Agapito.
Frente a la plaza se encuentra abandonado el edificio del Sindicato Ferrocarrilero, donde era sede del líder ferrocarrilero Máximo Cardona, quien en 1965 hizo gestiones para dotar de agua potable a Venegas; también hizo el estadio de beisbol que lleva su nombre.
A principios de los años sesenta se introdujo el servicio de energía eléctrica operado por la Comisión Federal de Electricidad, pues antes de esas fechas había dos motores generadores de electricidad donde ahora se localiza la presidencia municipal.
El comerciante recordó algunas de las principales obras que han hecho los alcaldes en los últimos 70 años.
En su casa ha montado una habitación con fotografías y recuerdos del pasado glorioso de Vanegas por el auge ferrocarrilero, tanto por los talleres de mantenimiento de máquinas, como el paso de los trenes de pasajeros.
Otra entrevista de José Paz Villanueva Contreras, ahora en su tierra natal, que llena de nostalgia a los que vivieron esos años dorados.
El autor es Cronista Honorario de la Asociación Estatal de Cronistas Municipales de Nuevo León “José P. Saldaña” A.C.