La noche del 15 de diciembre en el municipio de Vanegas será recordada con tristeza, dolor e impotencia. En un momento, desapareció un pequeño, un angelito de tan solo dos años de edad, Edzon Román, cuando su mamá salió a comprar alimentos para preparar la cena y lo dejó al cuidado de su hermana.
Al poco rato, la madre del menor recibió una llamada angustiante de su familiar preguntándole si se había llevado al menor, porque no lo encontraba. La mamá del pequeño le contestó que no, se regresó de inmediato y de ahí comenzó una búsqueda llena de preocupación, incertidumbre, sintiendo que su corazón se le salía del pecho, para finalmente encontrarlo en un lote baldío lleno de sangre y con rastros de haber sido apuñalado, dicen, que fueron tres las cuchilladas de un arma blanca.
Llorando y llena de dolor buscó atención médica para Edzon, se dirigió a la brevedad posible con camino a Matehuala, en la comunidad La Cabra, la encontró una ambulancia de la Cruz Roja, quien tras revisarlo le dio la fatal noticia: el niño había muerto.
El pueblo de Vanegas demandó el pronto esclarecimiento del crimen que los mantuvo llenos de miedo y dolor durante los siguientes días. Fue tanta la presión social, que autoridades de la Fiscalía se abocaron al esclarecimiento de los hechos, acudieron al lugar donde se encontró al menor e investigaron.
Cinco días después. La tarde noche de este sábado 21 de diciembre dieron a conocer que totalmente drogado se detuvo al padrastro del niño, un sujeto de 32 años de edad de nombre Jose Mario Sanchez Carrizalea, quién es ya conocido como el Chacal de Vanegas, por su crimen que no tiene nombre, al atentar contra un ser indefenso, un angelito al que truncó su existencia.
Vanegas pide que caiga todo el peso de la ley contra el despiadado asesino.