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Imagen de Jesús de Nazaret recreado por la Inteligencia Artificial

Durante siglos, la imagen de Jesús de Nazaret ha sido moldeada por pinceles, escultores y mentes devotas más que por la historia documentada. El Cristo de las iglesias europeas, del arte renacentista o del cine moderno responde más a una construcción simbólica que a una reconstrucción fiel de cómo pudo haber sido realmente aquel predicador judío que vivió hace más de 2.000 años en Galilea. Pero eso ha comenzado a cambiar.

La última generación de inteligencia artificial desarrollada por OpenAI, integrada en ChatGPT con capacidades de creación visual, ha ofrecido una recreación de Jesús que se aleja del arquetipo occidentalizado. Lejos de la tez pálida, ojos claros y melena perfectamente ondulada, el nuevo rostro generado por la IA muestra a un hombre moreno, de rostro ancho, nariz recta y cabello rizado y corto, con una expresión serena y profunda que resulta, por momentos, más conmovedora por su cercanía que por su idealización.

Esta imagen no es una reinterpretación artística al uso, ni una obra de autor con libertad creativa. Se trata de una construcción basada en patrones históricos, antropológicos y arqueológicos, alimentada por un modelo capaz de contextualizar siglos de estudios sobre población semítica del siglo I, restos óseos de la región, representaciones antiguas y documentación teológica. La IA no inventa: interpreta y reconstruye. Y, en ese ejercicio, se abre una nueva puerta a uno de los rostros más retratados —y posiblemente más equivocados— de la historia.
¿Cómo se construye un Jesús realista desde la IA?
La clave de esta representación no está en el estilo, sino en el método. A diferencia de los modelos anteriores, el nuevo generador de imágenes de GPT-4o no solo recibe un texto y lo traduce a imágenes, sino que comprende el contexto histórico y sabe diferenciar entre lo simbólico y lo verosímil. Si se le pide una imagen de Jesús “basada en datos históricos”, el modelo es capaz de distinguir entre las representaciones tradicionales —como las inspiradas en la iconografía bizantina o renacentista— y los estudios científicos actuales que, desde la antropología forense hasta la genética poblacional, han intentado reconstruir el rostro del nazareno histórico.

Aunque la Biblia aporta escasos datos físicos sobre Jesús, los evangelios sí nos sitúan su contexto geográfico y cultural: un judío de Galilea, probablemente con rasgos similares a los hombres del actual norte de Israel o sur del Líbano. El modelo de IA ha sabido procesar esa información y cruzarla con fuentes como estudios de restos humanos del siglo I hallados en tumbas de la zona, lo que da como resultado una imagen más acorde a la población local de hace 2.000 años.