La Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió este lunes una recomendación inédita a favor del uso de tres medicamentos análogos del GLP-1 —semaglutida, liraglutida y tirzepatida— para el tratamiento de la obesidad en adultos, una enfermedad que afecta actualmente a mil millones de personas en el mundo y cuya prevalencia podría duplicarse en cinco años.
Originalmente diseñados para tratar la diabetes tipo 2, estos fármacos imitan hormonas intestinales que reducen el apetito, retrasan el vaciado gástrico y mejoran el control de glucosa. Su uso con fines de pérdida de peso, sin embargo, ha sido objeto de polémica debido a la escasez generada para pacientes diabéticos, el debate ético sobre su utilización estética y el alto costo que representan para los sistemas de salud.
La OMS recordó que la obesidad se ha convertido en una crisis sanitaria global asociada a 3.7 millones de muertes en 2024 y con costos proyectados de hasta tres mil millones de dólares para 2030. Además, es un factor de riesgo para enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, algunos tipos de cáncer y peores resultados frente a infecciones.
Si bien los medicamentos GLP-1 han demostrado eficacia en la reducción de peso, expertos han señalado que al suspenderlos existe una tendencia clara a recuperar gran parte del peso perdido, lo que podría convertirlos en tratamientos de uso crónico.
“Aunque la medicación por sí sola no resolverá esta crisis sanitaria mundial, las terapias con GLP-1 pueden ayudar a millones de personas a superar la obesidad y reducir los daños asociados a ella”, afirmó el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
La OMS recomendó estos medicamentos para tratamientos de al menos seis meses en adultos —excepto mujeres embarazadas—, con base en resultados de ensayos clínicos. No obstante, subrayó que la recomendación es “condicional”, debido a que aún existe escasa evidencia sobre su seguridad y eficacia a largo plazo, además de su elevado costo y la falta de preparación de muchos sistemas sanitarios.
La organización añadió que los pacientes que reciban estas terapias pueden complementar el tratamiento con dieta saludable y actividad física, aunque reconoció que la evidencia sobre la mejora de resultados es limitada.
Uno de los señalamientos más importantes de la OMS fue el riesgo de que estos medicamentos profundicen las desigualdades existentes. Se estima que, incluso con un aumento global en la producción, menos del 10% de las personas que podrían beneficiarse tendrán acceso a ellos para 2030.
Para enfrentar esta brecha, la OMS propuso estrategias como compras conjuntas, precios escalonados y acuerdos de licencias voluntarias que permitan que otros fabricantes produzcan versiones más accesibles.
La organización también alertó sobre la creciente circulación de productos falsificados o de calidad inferior, impulsada por la alta demanda y la escasez mundial, por lo que pidió fortalecer las cadenas de suministro, regular la distribución y asegurar que las prescripciones provengan de personal calificado.
Con estas nuevas recomendaciones, la OMS busca generar un marco global que permita aprovechar los beneficios de las terapias GLP-1 sin agravar inequidades ni exponer a los pacientes a riesgos asociados a su uso sin supervisión.






