La enfermedad comienza con síntomas muy parecidos a los de una gripe común, pero rápidamente evoluciona a algo más específico. Si tú o alguien de tu familia presenta estos signos, es momento de buscar atención médica:
Fiebre alta: Por lo regular, el primer síntoma es una fiebre que puede llegar a ser muy alta, hasta 40 grados Celsius. Esta fiebre suele durar varios días.
Malestar general: El cuerpo se siente muy débil, hay cansancio, dolor de cabeza y falta de apetito.
Ojos rojos y llorosos: Los ojos se inflaman y se ven enrojecidos, como si tuvieras conjuntivitis. La sensibilidad a la luz es otro síntoma común del sarampión.
Puntos blancos en la boca: En la parte interna de las mejillas, pueden aparecer unas manchitas blancas muy pequeñas, conocidas como manchas de Koplik. Este es uno de los síntomas más característicos del sarampión y aparecen antes que la erupción en la piel.
Erupción en la piel: La señal más evidente. Alrededor de 3 a 5 días después de que empezó la fiebre, aparecen unas ronchas rojas que comienzan en la cara, detrás de las orejas y en la línea del cabello. Estas ronchas se van extendiendo hacia el cuello, el pecho, la espalda y finalmente a las piernas y los pies.