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[VIDEO] “Siempre hay que agradecer a Dios”: 12 años de vocación del padre Ciro de la Rosa

Fue jugando futbol que conoció a un grupo de seminaristas, quienes lo invitaron a una charla sobre la vida del sacerdocio

Me encuentro a todo dar, estoy contento y siempre hay que agradecerle a Dios por lo que vivimos”. Con estas palabras llenas de gratitud y alegría, el padre Ciro de la Rosa, vicario del Santuario de Guadalupe en Matehuala, compartió un emotivo recuento de su vida y vocación, a pocos días de celebrar un aniversario más como sacerdote.

El próximo 14 de diciembre, el padre Ciro cumplirá 12 años de haber sido ordenado sacerdote, una trayectoria que, confiesa, no estaba en sus planes iniciales. Originario de Guadalcázar, relató en una reciente charla que el llamado de Dios es inexplicable en su exactitud, pero siempre se vale de momentos clave.

El padre Ciro recuerda una adolescencia marcada por un cambio de secundaria y, según sus propias palabras, por ser un alumno de calificaciones bajas. La chispa de la vocación se encendió durante unas vacaciones en Santa María del Río, mientras visitaba a un hermano. “Dios se valió de un balón y de una crisis escolar para conocerme”, asegura.

Fue jugando futbol que conoció a un grupo de seminaristas, quienes lo invitaron a una charla sobre la vida del sacerdocio. En ese momento, sus metas profesionales apuntaban a ser profesor, médico o abogado, y la idea de ser sacerdote le resultaba ajena. Sin embargo, un 9 de agosto nació una inesperada inquietud. Tras un breve preseminario que al inicio no le interesaba, ingresó al seminario el 12 de agosto, pensando, con la naturalidad de su juventud, que allí se jugaban buenas “cascaritas” de futbol.

Hoy, feliz con su labor, ve en ello una clara señal de que Dios puede valerse de lo más simple y cotidiano para trazar un camino.

Otro rasgo que distingue al padre Ciro es su estilo de vestimenta, que siempre ha sido de tipo vaquero, con botas y sombrero. Esta particularidad ha generado anécdotas memorables, especialmente al llegar a nuevas parroquias, donde la gente se extraña. Relata que en una ocasión, mientras ayudaba a remover ramas tras un accidente cerca de Cárdenas, un hombre lo trataba con la familiaridad de “primo” y otros modismos coloquiales. La sorpresa llegó cuando alguien, dándose cuenta de su identidad, codeó a la persona y le susurró: “Es el padre”, generando un momento de asombro y respeto.

Desde su llegada a Matehuala, el padre Ciro ha logrado integrarse profundamente a la comunidad, forjando amistades en diversos círculos: desde futbolistas y practicantes de kung-fu, hasta el ambiente académico y las charreadas. Recientemente participó en la Carrera de la UASLP, marcando la primera vez que completaba una ruta de 10 kilómetros. Se dijo contento de haber superado la prueba a su propio ritmo y destacó la belleza de encontrar a personas de todas las edades en el ambiente deportivo, un espacio “saludable que sirve para liberar la mente”.

Como mensaje final a la comunidad de Matehuala, el padre Ciro de la Rosa hizo un llamado a la unidad y la fe: “No permitamos que en Matehuala se pierdan los valores ni el ser de cercanía y de convivencia. Seamos personas preparadas y de búsqueda. No sacar a Dios del corazón, porque no se puede vivir sin Dios, pues de ahí surge el respeto. Seamos personas de esperanza, nunca derrotados”.